Iñaki Urdangarin se ganó el cariño de la ciudadanía cuando se conoció su relación con la infanta Cristina. Aunque a Juan Carlos y a Sofía no le gustaba que sus hijas se casasen con plebeyos, en el caso de su hija mediana lo aceptaron porque la figura del exjugador de balonmano beneficiaría a la corona, pero con los años ha sucedido todo lo contrario. El cuñado de Felipe VI se vio enturbiado por el caso Nóos. Con tal de demostrar al pueblo que la justicia es igual para todos y calmar los ánimos, Iñaki ingresó en la prisión de Brieva.
Cuando el juicio empezó, Iñaki no podía salir a la calle, pero no precisamente porque le pidiesen fotografías o autógrafos como en su época de jugador, sino porque le insultaban. Donde era tan bien visto le vetaban la entrada. Sus hijos sufrieron bullying en el colegio. Les increpaban por la calle y les gritaban “tu padre es un chorizo”. Para calmar los ánimos y para garantizar la seguridad de los menores, se marcharon a vivir a Washington y más tarde a Ginebra, donde se encuentra Cristina y su hija Irene en la actualidad.
Iñaki Urdangarin recibe el apoyo de los vitorianos
El exduque de Palma permanece en Vitoria en casa de su madre. Allí vive su historia de amor con Ainhoa Armentia. Hace dos años que está en boca de todos por su divorcio con la infanta Cristina. Poco a poco, alejado del apellido Borbón, empieza a recuperar su día a día. Después de su deteriorada imagen, Iñaki ha empezado una vida totalmente renovada. El exduque de Palma es querido por todos los vitorianos. Le apoyan y le quieren. Les honra tenerle viviendo en su ciudad. Son muchos los que le piden alguna fotografía cuando lo ven, incluso autógrafos. Vive como un rey, aseguran personas que le conocen bien.
Sin embargo, Iñaki Urdangarin todavía continúa luchando por el divorcio con la infanta Cristina. Ninguno de los dos cede y no llegan a un acuerdo satisfactorio para ambas partes. Esto hace que el exduque de Palma continúe vinculado a la corona española. La pareja de Ainhoa Armentia habría recibido un millón de euros en concepto de indemnización por el libro que le ofrecieron escribir y al que renunció, el otro millón lo recibiría al firmar el divorcio en un único pago o fraccionado. También habría visto su sueldo incrementado, de los 6.000 euros que firmaron en las capitulaciones matrimoniales a los 25.000 euros mensuales por el divorcio, además de mantener su escolta.
Pero la infanta Cristina complica el divorcio con la cláusula que entorpece la relación con Ainhoa Armentia. La hija de Juan Carlos quiere comprobar si su todavía marido está enamorado de la abogada o realmente solo le interesa el dinero de los Borbón.