Después de un extenso proceso de negociaciones, Iñaki Urdangarin logró que la infanta Cristina firmara los documentos de divorcio el pasado mes de enero. Desde junio del año anterior, tras la mayoría de edad de su hija Irene, la pareja tenía la posibilidad de resolver la situación ante un notario, evitando un juicio público que podría haber expuesto detalles incómodos, tal como lo habían planeado. Sin embargo, este trámite se extendió hasta enero de este año.

Este desenlace marcó el final de una prolongada batalla legal de dos años, resultando en un acuerdo que, según Juan Luis Galiacho, favoreció principalmente al exduque de Palma. Galiacho, director de El Cierre Digital’, reveló que Urdangarin recibió una compensación de dos millones de euros por no publicar un libro con sus memorias que presuntamente escribió en prisión y un ingreso mensual vitalicio de entre 25.000 y 50.000 euros, que estaría gestionado por Juan Carlos I.

Iñaki y Cristina efe

Deslizan que el divorcio real se firmó en Ginebra; lo de Barcelona, un trámite

El contrato de divorcio firmado en Barcelona estipula que Iñaki Urdangarin se iba "sin indemnización y sin pensión". Además, detalla que mientras los hijos no se independicen económicamente, tanto Iñaki como Cristina deberán cubrir los gastos en función de sus ingresos. Además, algunas fuentes comentaron que la infanta Cristina incluyó ciertas cláusulas para limitar la relación de Urdangarin con su nueva pareja, Ainhoa Armentia.

Sin embargo, Maica Vasco cuestiona la veracidad de este contrato, señalando que con el estilo de vida que lleva Urdangarin, viviendo "a cuerpo de rey", este arreglo parece inverosímil. La comunicadora desliza en una de sus intervenciones en su canal de YouTube que el divorcio firmado en Barcelona no era más que un trámite simbólico. Y que el verdadero acuerdo se cerró en Ginebra, lo que permitió a Urdangarin marcharse sin recibir nada oficialmente, aunque este arreglo financiero no era creíble.

Infanta Cristina e Iñaki

Iñaki se lleva el “gordo” en Ginebra

Vasco sostiene que todo este proceso fue una estrategia para encubrir la significativa suma de dinero que Juan Carlos I proporcionó a Urdangarin para asegurar su silencio. De esta forma, se evitaba que surgieran preguntas sobre el origen de los fondos recibidos. Vasco concluye que todo esto es “muchísimo maquillaje” para disfrazar la verdadera situación.

Así las cosas, según la experta en la casa real, el divorcio entre Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina es una fachada. Lo que se presentó en Barcelona es solo una parte de la historia. El verdadero acuerdo, lleno de implicaciones financieras y estrategias para garantizar el silencio, se firmó en Ginebra. “Lo gordo se ha firmado en Suiza”. "Solo tiene que vivir a cuerpo de rey y mantenerse en silencio", sentencia.