La rama Urdangarin - Borbón, tan católica, practicante y devota, tiene una debilidad: el octavo mandamiento. El "no mentirás". Debe ser amnesia selectiva, claro. No querríamos pensar mal, ni de la infanta Cristina (recuerden su declaración al juez Castro por el Caso Nóos), ni tampoco de Iñaki Urdangarin. El caso del exduque de Palma es especialmente significativo, porque sus mentiras conyugales y una doble vida oculta fueron colando hasta que la revista 'Lecturas' lo puso en su portada paseando de la mano de Ainhoa Armentia. El divorcio tendría que firmarse definitivamente antes de final de enero, pero la insistencia del vasco por estirar de la cuerda y desafiar a su ex hace temer un nuevo colapso.

Cristina, cuando se enfada, es capaz de mandar todo a hacer puñetas. Después se le pasa el enfado, sea por iniciativa propia o por recomendación de su entorno directo, que sabe que lo más aconsejable es matar este conflicto. Tiene mucho más que perder que el exjugador de balonmano. Una posición de fuerza que ha explotado, sin duda, para obtener un sueldazo nescafé, un par de millones en el banco y un equipo de escoltas. El punto más delicado ha sido una prohibición expresa: que Ainhoa no se acercara ni medio palmo. Tabú. Los 4 hijos del matrimonio, lejos de la de Vitoria-Gasteiz. Una decisión respetada por todos los miembros de la saga, incluso por la exsuegra Claire Liebaert. Pero durante las últimas semanas se ha producido una fuga, una traición. La de Pablo. El joven deportista ha conocido a Armentia, ha hablado con ella. Fue durante un partido de su equipo, el Granollers. Había cruzado la línea.

Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia / GTRES

Este encuentro tiene su intrahistoria. O cuando menos, una fábula: la que explicó hace unas horas la polémica tertuliana Alexia Rivas en Telecinco. Rivas, protagonista del Merlosgate, hizo un papelón cuando se supo de la relación amorosa de Pablo con Johanna Zott. Aseguraba que una amiga íntima suya estaba liada con el royal, y que Zott no existía, primero, y más tarde no era más que un divertimento, al estilo de las amantes de Juan Carlos o el propio Iñaki. También llegó a decir que entre madre e hijo se produjo "la bronca del siglo". Falso, como se supo poco después. Tras meses de silencio, Rivas vuelve a la carga. Parece que tiene línea directa con gargantas profundas, como los amigos del deportista. Y ha soltado, por ejemplo, que el joven ha enfurecido a su madre porque quiere dejar de estudiar presencialmente y pasar a una enseñanza online de su grado universitario. ¿El miedo de la infanta? Que Pablo no cuaje como jugador y que acabe abandonando los estudios. Que sea uno más de los Victorias Federica, Froilán, Juan Valentín o Irene Urdangarin. Con los bolsillos llenos por la herencia del abuelo, pero sin oficio ni beneficio.

Alexia Rivas / Telecinco
Cristina con su hijo Pablo Urdangarin / GTRES

La otra confidencia aportada por la tertuliana tiene que ver con las mentiras y los engaños de Iñaki, que repite el juego sucio contra su hijo Pablo como ya hizo con su todavía mujer. Irritará a Cristina. "Pablo no sabía que Ainhoa iba. Fue todo como sorpresa, pero cuestión de un minuto porque volvió al vestuario".  A traición. El consuelo de Cristina es que "por el momento, será Pablo el único hijo que la conozca y que el resto tardarán porque les cuesta muchísimo. Lo han pasado fatal con la separación de sus padres. Pablo no quiere comenzar una relación cercana con la novia de su padre". Eso, claro, siempre que Alexia tenga razón... y que Iñaki no vuelva a hacer de las suyas. Es un maestro en la materia.

Pablo Urdangarin con su padre Iñaki / Telecinco