Iñaki Urdangarin y Cristina de Borbón ya no forman un matrimonio. Han puesto punto y final a más de dos décadas de amor. Su única unión son sus cuatro hijos, todos ellos mayores de edad. La infanta retrasaba esta decisión porque todavía estaba enamorada del exjugador de balonmano, mientras que el exduque de Palma tenía claro que quería divorciarse. Ahora su corazón late por Ainhoa Armentia y ha demostrado que no es un capricho, están muy enamorados. Con la firma del divorcio, hace unas semanas en Barcelona, Iñaki y Ainhoa han alquilado una casa en la que ya viven juntos como una pareja. No tienen que esconderse más. De hecho, aunque se han retrasado, hay planes de boda.
Sin embargo, no por ello Iñaki Urdangarin ha dejado de querer a Cristina, de otra forma. En sus últimos encuentros se han saludo con mucho cariño y se han regalado una sonrisa. El exduque de Palma está convencido que su historia de amor con la infanta ha llegado a su fin y han tenido que hacer frente a muchos episodios oscuros por culpa de la corona, pero le guarda un gran cariño y siempre va a estar a su lado para todo lo que necesite.
Iñaki Urdangarin se hace de oro gracias a su divorcio con la infanta Cristina
Iñaki Urdangarin y Cristina de Borbón estaban implicados en el caso Nóos. Tanto él como ella se sentaron en el banquillo de los acusados y esas imágenes se recordarán siempre. Una mancha en el currículum de la monarquía española. A punto estuvo de desaparecer por culpa de ellos. Sin embargo, Juan Carlos movió los hilos para salvar a la infanta. Hubiese sido una deshonra ver a la hija de un rey en la cárcel. Sin embargo, para ello tenía que sacrificar a un peón. El emérito le prometió a Iñaki que le beneficiaría económicamente en el futuro y le pondría las mejores condiciones en la cárcel para estar bien, pero debía aceptar entrar en prisión para salvar a su mujer, a sus hijos, y a la corona.
Iñaki entró en prisión para demostrar que la justicia es igual para todos y acallar la jauría de ciudadanos que estaban en contra de la monarquía española. El guipuzcoano le recordó al emérito en sus reuniones por el divorcio este episodio y estaba dispuesto a romper su silencio si no conseguía su propósito, vivir como un rey. Finalmente consiguió el pago de los dos millones de euros y un sueldo de 25.000 euros mensuales de por vida. Perdió su escolta y solo podrá ir a Bidart en compañía de alguno de sus hijos. Juan Carlos se hace cargo de todos los gastos.