La joven Irene Urdangarin, hija de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, ha atravesado años difíciles marcados por la ruptura de sus padres. Mientras su vida familiar se desmoronaba, encontró apoyo en una figura inesperada, alguien que se ha convertido en un verdadero “padre” en la sombra: su hermano mayor, Juan Urdangarin. Desde hace tiempo, Juan ha jugado un rol crucial en la vida de su hermana menor, actuando como un guía y protector.
La separación de Cristina e Iñaki fue devastadora para Irene, quien vivía con su madre en Suiza y presenció cómo el escándalo de su padre afectaba a toda la familia. El descubrimiento de la relación de Urdangarin con Ainhoa Armentia no solo sacudió la relación matrimonial, sino que también destruyó el vínculo entre Irene y su padre. Con el paso de los meses, Irene sintió un profundo resentimiento hacia él, una herida que ni el tiempo ni los esfuerzos de Iñaki por acercarse a ella han podido sanar del todo.
Irene Urdangarin fue quien peor lo pasó con la separación de sus padres
Tras los escándalos, los problemas no tardaron en hacer mella en los estudios de Irene. Durante esta época turbulenta, la joven tuvo dificultades para completar el bachillerato y enfrentó problemas al intentar ingresar a la EHL Hospitality Business School de Lausanne, donde tenía pensado iniciar una carrera en hostelería. Finalmente, Irene optó por tomarse un año sabático y decidió embarcarse en un proyecto de voluntariado en Camboya. Su viaje no fue solo una búsqueda de experiencias nuevas, sino también una forma de reflexionar sobre su futuro y definir sus prioridades.
Este voluntariado lo realizó siguiendo los pasos de Juan, de quien Irene ha sentido un apoyo casi paternal. Él ha sido su refugio y, en muchos sentidos, el modelo de estabilidad que necesitaba. Este rol se reforzó aún más tras la separación de sus padres. Mientras el conflicto familiar afectaba la vida de todos, Juan se convirtió en el “otro padre” que Irene necesitaba, ayudándola a superar los altibajos y ofreciéndole un hombro en los momentos más oscuros. A su lado, Irene ha encontrado una estabilidad emocional que le ha permitido enfrentar la situación con fortaleza.
Irene veta a la ovia de Iñaki Urdangarin, Ainhoa Armentia
Durante esta etapa, Iñaki Urdangarin intentó recuperar la relación con su hija menor y hasta tuvo la intención de visitarla en Camboya, pero Irene fue tajante: no quería verlo. El resentimiento seguía demasiado vivo, y cualquier intento de acercamiento fue rechazado. La joven dejó claro que, aunque estaba dispuesta a reconstruir su vínculo con él, no aceptaba la presencia de Ainhoa Armentia en su vida. Este límite era necesario para ella, que aún lidiaba con el dolor de ver a su madre lastimada por la infidelidad de su padre.
Hoy, aunque las heridas no están del todo sanadas, Irene ha comenzado una nueva etapa estudiando en el Reino Unido. Desde allí, ha aceptado ver a Iñaki, pero bajo la condición de que vaya solo, sin su nueva pareja. El resentimiento todavía es demasiado grande para conocer a la nueva novia de su padre.