Los papeles del divorcio de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin tienen más cláusulas secretas que el acuerdo de separación de Shakira y Piqué. Con una diferencia, la colombiana y el futbolista tienen hijos menores de edad, de 8 y 10 años, y por lo tanto el acuerdo de custodia tenía que pasar por un juez que lo validara. En cambio el divorcio de la hermana del rey, como Irene Urdangarin hará 18 años en junio, ya no habrá menores y no tendrá que pasar por el filtro judicial. Se firma y se registra en el Registro Civil especial de la Casa Real. Los Borbones no van al Registro Civil del resto de mortales sino que en un específico y allí queda secreto. Como los capítulos matrimoniales de Letizia y Felipe, confidencial. Secreto de Estado. Pero los abogados filtran información y la misma Cristina ha hablado con Lecturas para reconocer que está dispuesta a pagar una pensión a su ex de 6000 euros mensuales. Ahora otro periodista de Telecinco, Juan Luis Galiacho, dice que el acuerdo será de más dinero, porque Iñaki sabe que su silencio vale oro. Exige 25 mil euros mensuales.
Juan Luis Galiacho dice en Cuatro al día que Iñaki ha aumentado sus peticiones después de la filtración de Cristina. Seis mil euros ahora le parece poco para mantener el tren de vida de cuándo era duque de Palma y miembro de la Familia Real. Ahora exige cuatro veces más: 25 mil euros cada final de mes. Y añade otro derecho que le concede la ley. Tiene derecho a una pensión y a una indemnización. La pensión es para vivir mes a mes, pero también puede pedir una indemnización de una sola vez, un pago grande por los años de convivencia y por algún perjuicio, en su caso no poder escribir el libro de memorias por el cual una editorial extranjera le ofrece 2 millones, cómo revelaba en exclusiva Pilar Erye. Así que Iñaki ya tiene la petición de indemnización. Aparte de la pensión mensual de 25 mil euros exige a la infanta Cristina un pago de 2 millones de euros suplementarios. Iñaki era codicioso y amante del lujo, pero ahora ya queda claro que está exprimiendo la fortuna de la infanta y Juan Carlos.
La pensión es vitalicia, hasta que Iñaki se muera, ya que nunca llegará por sí solo al nivel económico que tenía cuándo era yerno del rey. El límite que Cristina impone a Iñaki es un pacto de silencio, una cláusula de confidencialidad: no puede hablar de ella ni de los Borbones ni en la TV ni en ningún sitio. Y un añadido, el pacto de silencio se extiende a todo el entorno de Iñaki: no podrán hablar sus hermanos, su madre o su novia, Ainhoa Armentia. Si hablan pierde el dinero y ya no cobra más pensión. Una manera de tenerlo callado. Iñaki quiere más: las casas.
Vendida la mansión de Pedralbes para pagar deudas de Noos, les queda la casa de Bidart, en el País Vasco francés, que Iñaki exige en plena propiedad, y la casa de Baquèira, donde iban los fines de semana, de la cual exige el usufructo ya que no es propiedad de Cristina sino que está cedida por la Estación de esquí a Casa Real. Se instalaron Iñaki y Ainhoa y ahora la quiere disfrutar siempre. Cristina tiene que decidir si traga con todo o empezar una guerra donde tiene las de perder: Iñaki sabe demasiado. 25 mil cada mes, 2 millones de golpe y las casas. Iñaki es un experto, fue condenado por robar.