Iñaki Urdangarin ha salido de la cueva. El exduque de Palma ha dejado de estar solo como un búho durante unas horas y ha vuelto a sonreír al recibir la primera visita en la cárcel. Esta misma semana se decía que la familia real estaría intentando convencer a la infanta Cristina para que no vaya a ver a su marido, todo para evitar una envenenada fotografía de ella entrando en un centro penitenciario. Sin ganas de dar carnaza a la opinión pública.

Han asegurado que Cristina no estaría dispuesta a escuchar a nadie, comunicando que irá a verle sí o sí. No se sabe si utilizarán el vis-a-vis mensual al que tienen derecho, pero es una posibilidad muy factible. Mientras lo deciden, la Infanta sigue en Ginebra con los niños, recibiendo el apoyo de su hermana Elena y celebrando una gran fiesta para la graduación de Pablo. La reina Sofía no se ha dejado ver por allí, sorprendiendo este distanciamiento precisamente ahora teniendo en cuenta que la hija está viviendo uno de los peores momentos de su vida...

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Pero volvemos a la primera visita de Urdangarin. El vasco se encuentra ocupando un módulo de 450 m² él solito, teniendo una habitación, una salita con televisión, lavabo, mini cocina, dos patios y un gimnasio. Una cómoda estancia en una prisión muy innovadora que ha sido la primera al incorporar colores a las paredes, pintándolas de burdeos y gris para dar una sensación por alegre. Todo, con unas ventanas enormes para que entre más luz.

El espacio es brutalmente grande teniendo en cuenta que sólo lo ocupa él, pero eso no saca que viva en la más absoluta soledad: centrándose en la fe y rezando sin descanso. Ya han pasado nueve días desde que ingresó en la prisión, un periodo en el que ya ha llamado dos veces al exterior: una a la mujer y otra a su madre, Claire Liebaert.

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¿Cuál de las dos ha sido la primera al ir a verlo? Pues sí, la madre. El confidencial digital asegura que han podido confirmar que Iñaki ha recibido la primera visita este miércoles 27 de junio. Un ratito con su madre que habría servido para dejarla más tranquila, trasladándose desde Vitoria en coche para verlo en persona. Esta semana los medios la han pillado por la calle muy decaída, visiblemente más delgada y muy desanimada según explican los vecinos. Una situación durísima que habría 'olvidado' durante unos minutos al poder hablar con su hijo cara a cara de nuevo.

Urdangarin tiene derecho a recibir una visita semanal de 40 minutos durante los fin de semana a través de un locutorio y con un cristal separando. Ahora bien, podría darse el caso de que la visita fuera entre semana si el familiar alega que sólo puede ir entonces. Pero también está la posibilidad de que hayan utilizado un vis a vis, autorizado una vez por mes y realizado en una habitación reservada con una duración de entre una hora y tres horas.

Parece que la visita se habría llevado a cabo en absoluta cautela para que los medios no lo supieran, pero es probable que se vean imágenes de su llegada teniendo en cuenta que hay periodistas de vigilancia a los alrededores. ¿Acabarán saliendo a la luz?