La separación entre Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina ha estado marcada por tensiones, traiciones y negociaciones que han sacudido a la Casa Real española. Lo que comenzó como un matrimonio sólido, terminó en un proceso de divorcio que no solo reveló las heridas personales, sino también los acuerdos oscuros detrás de su relación, en especial la decisión que salvó a Cristina de un destino que podría haber marcado la caída de la imagen pública de la monarquía: la prisión.

En medio del escándalo del caso Nóos, uno de los mayores golpes a la familia real, tanto Urdangarin como Cristina se vieron en el banquillo de los acusados, enfrentando cargos graves. Las imágenes de ambos sentados ante la justicia serán recordadas como una mancha imborrable en la historia de la corona. La situación llegó a un punto límite cuando la infanta Cristina estaba en peligro real de ingresar en prisión, una posibilidad que habría sido devastadora no solo para ella, sino para la institución monárquica en su conjunto.

Iñaki Urdangarin permiso penitenciario Brieva EFE

Iñaki Urdangarin se sacrificó para salvar a la infanta Cristina

Ante esta situación crítica, intervino el entonces rey, Juan Carlos I, decidido a proteger a su hija. Sin embargo, esa protección tenía un precio. Alguien debía cargar con el peso del escándalo y pagar por los delitos cometidos para salvaguardar la imagen de la monarquía. Y ese alguien fue Iñaki Urdangarin. El exduque de Palma accedió a asumir la culpa, pero no solo por amor o por su lealtad a Cristina, que al fin y al cabo no dejaba de ser la madre de sus hijos y la mujer más importante de su vida, sino porque había un acuerdo detrás que aseguraría que su sacrificio no quedara sin recompensa.

El rey Juan Carlos I prometió a Urdangarin que, a cambio de su silencio y su disposición a asumir la responsabilidad, no solo garantizaría las mejores condiciones posibles durante su estancia en prisión, sino que además aseguraría su futuro económico. Este pacto se selló en un momento en el que la corona necesitaba desesperadamente calmar la furia de la opinión pública, y Urdangarin accedió a ser el cabeza de turco en esta estrategia para salvar a Cristina.

Cristina e Iñaki Urdangarin

Su sacrificio no quedó sin recompensa

Sin embargo, años después, cuando el matrimonio ya se había derrumbado y Urdangarin encontró una nueva vida junto a Ainhoa Armentia, el exjugador de balonmano no olvidó aquel acuerdo. Durante las negociaciones de su divorcio con la infanta, Urdangarin volvió a poner sobre la mesa las promesas hechas por Juan Carlos I. Amenazó con romper su silencio y revelar detalles comprometedores si no se cumplían las condiciones que le habían asegurado en el pasado.

Gracias a esta presión, Urdangarin logró obtener una compensación sustancial. Como ya te hemos contado en EnBlau, según revelaciones de periodistas como Juan Luis Galiacho, Urdangarin habría recibido una suma cercana a los dos millones de euros, además de un sueldo vitalicio de entre 25.000 y 50.000 euros mensuales. Este acuerdo financiero, gestionado en gran parte fuera del radar de la Hacienda Pública, le permite vivir sin preocupaciones económicas, liberado de cualquier obligación relacionada con el mantenimiento de sus hijos. Mientras él continúa su vida al lado de Ainhoa Armentia, la infanta Cristina quedó fuera de los focos judiciales y protegida por el sacrificio de su exmarido.