Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia celebran casi cuatro años de feliz relación. En un primer momento la infanta Cristina pensaba que la relación no duraría y romperían en breve. Pero han demostrado que el amor está por encima de todo. El exjugador de balonmano estaba harto de los Borbón y quería desvincularse por completo de ellos, es algo que pensó en la prisión de Brieva.
Cuando salió de prisión se instaló en Vitoria y empezó a trabajar en un bufete de abogados, donde conoció a Ainhoa Armentia, quien también atravesaba serios problemas en su matrimonio. Los dos iniciaron una relación sentimental, aunque los primeros años fueron muy complicados. Hasta que no se firmó el divorcio, existía una cláusula que impedía que la abogada conociera a los cuatro hijos de Iñaki Urdangarin.
Iñaki fue con Ainhoa a ver a Pablo a un partido de balonmano, a Juan y a Miguel a Reino Unido, y a Irene cuando estaba en Camboya. A la benjamina de la familia no le gustó mucho la visita sorpresa y se encaró a su padre, con quien no tiene una gran relación. Desde que se separó de la infanta Cristina, Irene ve a su padre como el culpable de la ruptura. Cree que no se han hecho bien las cosas. Ha sido un cobarde.
Irene Urdangarin no quiere ver a Ainhoa Armentia
Irene Urdangarin prefiere mantener la distancia con su padre y, si puede, evita cualquier encuentro con él. La relación entre ambos está completamente rota. Desde su graduación hace un par de años, apenas han tenido contacto. La menor de los Urdangarin responsabiliza al exduque de Palma de gran parte de los problemas familiares y del sufrimiento que ha causado a su madre, Cristina. Durante los últimos dos años ha vivido con ella y ha sido testigo directo de su dolor y lágrimas. Sin embargo, para Irene, la principal culpable es Ainhoa Armentia, una mujer a la que no quiere ni acercarse. Considera que ha causado un enorme daño a su entorno familiar. En círculos cercanos, tanto familiares como amistosos, se expresa con dureza hacia ella, usando términos como “muerta de hambre”, “pelandrusca” o “aprovechada”, entre otros insultos, según fuentes cercanas.