La historia de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina ha sido una de las más controvertidas y seguidas de la monarquía española en las últimas décadas. A pesar de que su matrimonio llegó oficialmente a su fin en enero de 2024, después de más de dos décadas juntos, los lazos que los unen van más allá de sus cuatro hijos en común. Un vínculo derivado de una decisión crucial que salvó a la infanta de un destino que habría sacudido a la Casa Real hasta sus cimientos: ingresar en prisión.
El matrimonio entre Iñaki y Cristina comenzó a desmoronarse en 2022, cuando aparecieron en la prensa las fotos de Iñaki paseando junto a Ainhoa Armentia, una mujer que desde entonces ha ocupado un lugar central en su vida. Mientras Cristina aún albergaba sentimientos por su entonces esposo, Iñaki tenía claro que su futuro estaba lejos de ella y cerca de Ainhoa. Ahora, la pareja no oculta su amor y se están reformando una casa en las afueras de Vitoria donde planean vivir juntos. Sin embargo, a pesar de que su corazón pertenece a otra, Urdangarin sigue guardando un respeto y afecto profundo por la infanta Cristina. Al fin y al cabo, fue la mujer más importante de su vida durante muchos años.
Iñaki Urdangarin se ‘sacrifica’ por la infanta Cristina
Este respeto se pone de manifiesto en el hecho de que Iñaki hizo un sacrificio extraordinario por ella. En el contexto del caso Nóos, uno de los escándalos más grandes que ha sacudido a la monarquía española, tanto Urdangarin como Cristina se vieron en el banquillo de los acusados. Las imágenes de ambos sentados frente a la justicia serán recordadas como una de las mayores manchas en el currículum de la familia real. La situación llegó a un punto crítico donde la infanta Cristina estaba en serio peligro de ingresar en prisión, un destino que habría sido devastador para la imagen de la corona.
Fue entonces cuando el rey Juan Carlos intervino para salvar a su hija de la deshonra de la cárcel. Sin embargo, para lograrlo, necesitaba un sacrificio: alguien debía pagar el precio de la justicia para acallar a la opinión pública y demostrar que nadie, ni siquiera los cercanos a la realeza, estaba por encima de la ley. El "cabeza de turco" fue Iñaki Urdangarin. Aceptó ir a prisión, pero no lo hizo solo por amor. El acuerdo con el emérito incluía beneficios sustanciales que aseguraban una vida cómoda y económicamente resuelta a cambio de su silencio y sacrificio.
Iñaki Urdangarin reclama lo suyo
Juan Carlos le prometió a Urdangarin que, además de garantizarle las mejores condiciones posibles en prisión, se aseguraría de que no tuviera problemas financieros en el futuro. En las negociaciones sobre su divorcio, Urdangarin no dudó en recordar al emérito este episodio, amenazando con romper su silencio si no se cumplían las promesas hechas años atrás. Finalmente, consiguió lo que buscaba. Cumpliendo con su palabra, el exduque de Palma habría recibido el pago que revelaron Juan Luis Galiacho y otras fuentes de dos millones de euros y un sueldo vitalicio que oscila entre 25.000 y 50.000 euros mensuales. Este dinero, destinado exclusivamente para él, le ha permitido librarse de cualquier obligación económica relacionada con sus hijos, asegurándole una vida sin preocupaciones. Así, Iñaki Urdangarin no solo salvó a la infanta Cristina de la prisión, sino que también garantizó que su sacrificio le proporcionara una vida solucionada.