El nombre de Iñaki Urdangarin sonado con fuerza en los últimos años: su etapa en prisión, sus infidelidades a la infanta Cristina, su relación con Ainhoa Armentia, sobre todo, por el supuesto uso de información privilegiada sobre la Casa Real. Urdangarin, exduque de Palma, parece haber encontrado una forma de asegurarse una fortuna mediante el control y la amenaza de revelar secretos de Letizia, Felipe VI, y el resto de los Borbón.
Tras salir de prisión por el caso Nóos, Urdangarin se convirtió en un problema para la monarquía. A pesar de las promesas de Juan Carlos I de proporcionarle una estabilidad económica en silencio, la ambición del exjugador de balonmano no tiene límites. Según fuentes cercanas, habría recibido una suma millonaria en concepto de indemnización por no escribir un libro sobre su experiencia y otros pagos regulares que oscilan entre 25.000 y 50.000 euros mensuales. Sin embargo, estas cifras no parecen satisfacerle.
El silencio de Iñaki Urdangarin tiene un precio
Urdangarin pasó más de dos décadas cercano a la familia real, tiempo durante el cual acumuló un vasto conocimiento sobre sus miembros y sus dinámicas internas. Según fuentes, Letizia fue una de las personas con quien más interactuó durante los primeros años de su matrimonio con Felipe. Las conversaciones entre ambos habrían sido lo suficientemente reveladoras como para que Urdangarin posea información delicada sobre la reina y su vida privada.
En especial, se menciona que Urdangarin tiene datos sobre las supuestas infidelidades de Letizia, su relación con figuras como Jaime del Burgo, y detalles íntimos de su matrimonio con Felipe VI. Este arsenal de información es ahora su principal herramienta de negociación. Las amenazas de revelar estos datos han puesto en jaque a Zarzuela, que teme un escándalo de dimensiones impredecibles.
Los millones de Suiza y el chantaje continuo
El compromiso inicial de Juan Carlos I con Urdangarin era claro: asegurar su silencio mediante pagos regulares provenientes de cuentas en Suiza, lejos de las miradas del fisco español. Estas transacciones, que se estiman en dos millones de euros iniciales más una mensualidad vitalicia, debían garantizar que Urdangarin no reabriera heridas del pasado, especialmente relacionadas con el caso Nóos y las posibles implicaciones de otros miembros de la familia.
Sin embargo, el exduque de Palma no se conforma. Ahora exige una cantidad mucho mayor y ha empezado a filtrar insinuaciones sobre su conocimiento de la vida privada de los reyes. Si bien ha evitado hablar públicamente, su cercanía con periodistas y editoriales aumenta el riesgo de que alguno de estos secretos vea la luz.