Las fotos de Iñaki Urdangarin paseando con Ainhoa Armentia publicadas hace tres años provocaron un inmenso dolor en la infanta Cristina. Los medios confirmaban que la hija de Juan Carlos I era una cuernuda, en lo que fue una humillación en toda regla. Aunque a decir verdad, la infanta ya sabía que Iñaki era un hombre propenso a la promiscuidad.

Corría el 2013 cuando, durante el escándalo del caso Nóos, salieron a la luz correos electrónicos comprometidos en los que Urdangarin se dirigía a una mujer no identificada con mensajes subidos de tono. Mensajes que confirmaban que había sido infiel a Cristina. Pero antes de eso hay más. Cuando Cristina e Iñaki empezaron su relación, el ex deportista tenía una relación con Carmen Camí que no dejó hasta que se aseguró el compromiso con la infanta. Carmen, por su parte, se enteraba de ello en los medios. Mientras que con Carmen hizo lo mismo: también empezó con ella teniendo una relación anterior que no rompió hasta que afianzó su noviazgo con Camí.

Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia GTRES

Iñaki Urdangarin, promiscuo crónico

Desde que comenzó su relación con Ainhoa Armentia, Urdangarin parece haber tomado conciencia de las consecuencias de su historial sentimental. Según fuentes cercanas, el exjugador de balonmano ha decidido someterse a tratamientos psicológicos para abordar los patrones de comportamiento que lo han llevado a la infidelidad recurrente. Estas sesiones están orientadas a mejorar su inteligencia emocional, gestionar sus impulsos y aprender a construir relaciones más sanas y estables.

Sin embargo, Ainhoa enfrenta un gran desafío al estar con alguien cuyo pasado está plagado de engaños. Tal y como explicó la psicóloga Lara Ferreiro a la revista Lecturas, es difícil para Armentia confiar plenamente en Urdangarin, especialmente cuando su relación nació en circunstancias tan polémicas. "El historial de Iñaki genera un clima de constante desconfianza, celos y paranoias, lo que puede afectar seriamente la estabilidad de la pareja", señaló Ferreiro.

Por su parte, Iñaki es consciente de que no puede escapar del vínculo que lo une de por vida a la infanta Cristina debido a sus cuatro hijos en común. Este lazo no solo lo mantiene conectado con la Casa Real, sino que también le recuerda constantemente los errores de su pasado. Este contexto añade presión a su relación actual, ya que Ainhoa lucha por no sentirse en un segundo plano frente a la figura de Cristina y todo lo que representa.