Iñaki Urdangarin y Cristina de Borbón rompieron su relación hace tres años. El determinante fueron unas fotografías donde el exjugador de balonmano daba un paseo cogido de la mano de una misteriosa mujer por la playa de Biarritz. La infanta era conocedora de estas imágenes porque llegaron a sus manos antes de la publicación, y también sabía que existían problemas en su matrimonio, pero creía que todo se podía arreglar. Sabía que el exjugador de balonmano se veía con otra mujer, pero pensaba que sería algo pasajero, como ya sucedió con otras mujeres. No es la primera vez que Iñaki traicionaba a la hija de Juan Carlos I con otras.
El padre de Juan, Pablo, Miguel e Irene ha sido siempre un hombre muy atractivo, alto, apuesto, famoso, especialmente en su época de jugador de balonmano, y sobre todo, era un seductor con todas sus letras. Sabía jugar muy bien sus cartas y no le costaba nada que las mujeres se acercasen a él. Esto siempre fue un problema para Cristina de Borbón, quien siempre había sido muy celosa. No soportaba ver a su entonces marido con otras, pero no le importó que Iñaki engañase a Carme Camí, su pareja de entonces, con ella. El exduque de Palma jugó a dos bandas, estaba enamorado de Carme, pero sabía que pertenecer a la corona le abriría muchas puertas a las que no podía renunciar. Realmente nunca estuvo enamorado de la madre de sus hijos. La prueba de sus supuestas infidelidades sería uno de los mensajes que envió a una misteriosa mujer en el que firmó como “el duque empalmado”.
Iñaki Urdangarin se enviaba mensajes con otras mujeres y se reían de la infanta Cristina
A Iñaki Urdangarin le costaba mucho engañar a la infanta Cristina. La hermana de Felipe VI pedía a Juan Carlos I que el CNI investigase los movimientos de su marido. No se fiaba de él. El emérito ya se lo advirtió en su momento.
Todas las mujeres que estaban con Iñaki Urdangarin conocían muy bien a la infanta Cristina, el exjugador de balonmano siempre les hablaba de ella. Cuando se enviaba mensajes con estas mujeres, él se refería a la madre de sus hijos como “el marcaje”. “He pensado que quizá sería un buen momento para vernos, pero… cuántos problemas. Sitio, hora, trabajo, niños, el marcaje… seguro que es imposible. Otra ocasión que pasa. (…) No sé ni cómo ni cuándo, pero no pierdo la esperanza. No la pierdas y pensemos que tenemos que ingeniar algo sofisticado, porque si no, estamos abocados a la depresión”.