Han pasado ya unos cuantos años desde que Iñaki Urdangarin entró por primera vez en la cárcel de Brieva para cumplir su sentencia derivada del Caso Nóos. Fue durante el mes de julio de 2018 cuando el entonces aún marido de la infanta Cristina empezaba a cumplir una condena que ya forma parte de su pasado y que, eso sí, ha provocado cambios muy radicales en su vida, entre ellos el final definitivo de su matrimonio con la hermana del rey Felipe y el inicio de una nueva relación amorosa con Ainhoa Armentia, una relación que sigue muy viva a día de hoy.

Cabe recordar en este sentido que, si bien es cierto que han pasado ya muchos años, la entrada en prisión de Urdangarin supuso muchas horas de tertulia y muchos ríos de tinta en la prensa especializada, entre otras cosas porque no dejaba de ser un miembro en la familia real española el que iba a pasar un tiempo entre rejas.

Es más, uno de los primeros escándalos que llevó a la prensa fue tras conocerse que, teniendo en cuenta que la cárcel de Brieva era una cárcel exclusiva de mujeres, se había diseñado un modelo apartado en el que Iñaki estaría solo, lo que provocó que ya entonces fueron muchos los que empezaron hablar de tratos de favor.

El apartamento de Urdangarin en la cárcel de Brieva

En este sentido, ha sido el libro Urdangarin: relato de un naufragio, de Nacho Gay, el que ha arrojado luz y dado más detalles sobre cómo era la vida del entonces marido de la infanta Cristina en prisión. Una vida que, teniendo en cuenta los detalles que explica en este libro, no es que fuera precisamente muy dura, al menos no a nivel de su estancia.

Iñaki Urdangarin permiso penitenciario Brieva EFE
Iñaki Urdangarin permiso penitenciario Brieva / EFE

Y es que parece ser que los aposentos de Iñaki dentro de la cárcel de Brieva pasaban por una zona de unos 400 m² en la que contaba con una habitación con cama de matrimonio, un patio exterior propio, una sala de estar así como un baño propio, un espacio en el que incluso con el paso del tiempo Urdangarin acabó instalándose algunos aparatos y algunas máquinas para poder realizar ejercicio físico y no tener que acudir al gimnasio cuando las reclusas no estaban en él.

Como no podía ser de otra forma, no son pocos los que aseguran que, y más teniendo en cuenta que hay quien dice que Iñaki fue el que pagó los platos rotos y que ahora ha compensado eso, pasó por la cárcel con un acuerdo de divorcio millonario, estas condiciones en las que estuvo encarcelado pasaban por órdenes que llegaban desde muy arriba.