La historia de amor de Iñaki Urdangarin y Cristina de Borbón saltó por los aires el mes de enero de 2022 por un paseo romántico en las playas próximas a Bidart, una localidad del País Vasco francés. El exduque de Palma no iba cogido de la mano de su señora, sino de una misteriosa mujer rubia a quien tardamos muy poco en poner nombre, apellido y todo tipo de detalles: Ainhoa Armentia. Una compañera del despacho de abogados donde colocaron a Iñaki para obtener beneficios penitenciarios, casada, con hijos, natural de Vitoria-Gasteiz... Una descripción somera para referirse, a partir de aquel momento, a la enemiga número 1 de Cristina. Condición que, a pesar del perfil bajo y discreción de Armentia, no ha cambiado nada.
La elección de Bidart no solo no era casual; era al mismo tiempo una necesidad y una afrenta íntima. Se trata de un destino habitual del matrimonio para disfrutar de veranos en familia y escapadas lejos de la presión mediática, y así también se ahorraban tener que quedarse en casa de Claire Liebaert en la capital de Euskadi. Que una cosa es tener buena relación con la suegra y los cuñados, y otra forzarla al máximo. Por eso adquirieron conjuntamente un piso en propiedad en una urbanización: 100 m², dos habitaciones y vistas en el mar. Aparte de sus 4 hijos Juan Valentín, Pablo, Miguel e Irene, el inmueble es el único vínculo que les quedará tras firmar un divorcio que se eterniza. En parte, precisamente, por un apartamento que pasaba de nido de amor a escenario de un crimen.
Explica Vanitatis que la pelea entre el matrimonio no ha sido el bien, sino su uso. Tocaba repartirse las estancias, como si fuera un piso de multipropiedad. Y claro, la Ley de Murphy: los dos bandos querían disfrutarlo en las mismas fechas. ¿Casualidad? ¿O revancha de Cristina? No sería extraño pensar esto, sabiendo la tirria que le tiene a Ainhoa. Que los tortolitos sigan haciendo crecer su romance en sus dominios le hace subirse por las paredes. Y cuando Cristina se enfada, ya sabemos que es capaz de pararlo todo. Sin embargo, Iñaki tira que tira la cuerda. Se lo está jugando. O sabe que tiene cartas ganadoras, o corre riesgos serios. En este mismo momento, por ejemplo.
El digital, a través de la periodista Silvia Taulés, que siempre presume de fuentes próximas a la familia Urdangarin, asegura que Iñaki está en Bidart en compañía. ¿Ainhoa? Es plausible, pero el caso más grave. Lo que más daño le puede hacer, y que la irritará profundamente, es que está allí con sus hijos. Por lo tanto, la posibilidad de un nuevo encuentro de su progenie con Armentia es grande. Y todos sabemos que esta es la gran línea roja. La traición. Esta escapada es el paso previo a la celebración de Fin de Año en Vitoria, donde también estarán sus hijos. Pero un encuentro con la novia en Gasteiz parece descartado, teniendo en cuenta la postura de Claire Liebaert, madre de Iñaki. Bidarts is the place. Cristina y su mala cara todavía irán de la manita unos cuantos días más.