Sin lugar a dudas, el último año ha representado un verdadero desafío para Carlos III. Tras el anuncio de su diagnóstico de cáncer, el monarca se ha enfrentado a momentos oscuros, con rumores que apuntan a que su estado anímico ha caído en picado. Sin embargo, contra todo pronóstico, la llegada de un nuevo habitante del Palacio de Buckingham ha logrado devolverle la felicidad en medio de su batalla contra la enfermedad.
Se trata de Snuff, un cachorro que llegó a principios de febrero como un "regalo privado" para el soberano. La identidad de la persona que lo obsequió sigue siendo un misterio, pero lo que sí ha quedado claro es que este pequeño compañero se ha convertido en un rayo de esperanza para Carlos III. A pesar del hermetismo de la Casa Real, fuentes cercanas aseguran que el rey está "completamente enamorado" del perro, quien ha traído una energía renovadora a su vida cotidiana.
Un perro en los pasillos de Buckingham
A diferencia de los famosos corgis de Isabel II o los Jack Russell de Camila Parker Bowles, Snuff pertenece a una raza inédita en la familia real: el Lagotto Romagnolo, un perro de origen italiano reconocido por su habilidad para buscar trufas. Su temperamento tranquilo, su inteligencia y su pelaje rizado lo convierten en el compañero ideal para un monarca que necesita paz y estabilidad en estos tiempos difíciles. El monarca británico ha encontrado en Snuff un aliado para sus paseos al aire libre, lo que, según expertos, podría ser clave para mejorar su estado de ánimo y su salud. Se ha dicho incluso que el monarca ha comenzado a interesarse en la búsqueda de setas y trufas, un pasatiempo que podría servirle como terapia en su proceso de recuperación.
Mascotas reales: Snuff trae felicidad tras la pérdida de Beth
Pocos recuerdan que, a pesar de su amor por los animales, Carlos III no había tenido un perro propio en dos décadas. Su última mascota personal, Tigga, un Jack Russell adoptado junto a Diana de Gales en 1984, falleció en 2002, dejando un vacío difícil de llenar. Desde entonces, los perros en la Casa Real británica habían sido los de la reina Isabel II y los de Camila, quien ha adoptado varias mascotas a lo largo de los años.
La reciente llegada de Snuff coincide con la pérdida de Beth, una de las Jack Russell de la reina Camilla, quien falleció en noviembre de 2024. Para aliviar la tristeza, Camilla adoptó a Moley, una perrita que ahora comparte residencia con Bluebell, la otra fiel compañera de la soberana. Ahora, con Snuff en la ecuación, la pareja real ha formado una pequeña manada que se ha convertido en su refugio emocional en tiempos de incertidumbre. La noticia de la llegada de Snuff ha generado una ola de expectación entre los seguidores de la realeza, quienes esperan con ansias la primera imagen oficial del cachorro. Por el momento, Buckingham mantiene el silencio, pero una cosa es segura: este pequeño perro ha conseguido algo que pocos han logrado en el último año: hacer sonreír de nuevo a Carlos III.