Cristina e Iñaki no han llegado a un acuerdo de divorcio por cuestiones económicas. El todavía matrimonio anunció su ruptura en enero del año pasado cuando aparecieron unas fotografías en las que se veía al exduque en compañía de otra mujer dando un paseo por la playa de Biarritz. Se preveía que firmasen el divorcio el pasado 5 de junio con la mayoría de edad de su hija más pequeña, Irene, pero no ha sucedido. El principal problema son las exigentes peticiones del exjugador de balonmano.

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Además de la humillación pública a la que ha sometido a la infanta Cristina, Iñaki Urdangarin culpa a Juan Carlos y a la corona de todos sus males, por ello quiere vivir a costa de rey. El padre de Juan, Miguel, Pablo e Irene pide 25.000 euros mensuales de por vida, dos millones de euros por el libro que le ofrecieron escribir y al que renunció, varias propiedades en la costa francesa, mantener sus escoltas y financiar todos los viajes relacionados con sus hijos.

La infanta Cristina discute con Felipe y con Juan Carlos 

La infanta Cristina no está dispuesta a pasar por esa humillación pública. No va a costear la vida del padre de sus hijos, pero mucho menos la de Ainhoa Armentia. Ni con su sueldo anual de 400.000 euros puede hacer frente a esos gastos. Juan Carlos I se ofreció a hacerse cargo de los gastos, pero su hija se negó en rotundo, no quiere que su padre participe en esto.

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Felipe VI ha pedido a Cristina que acabe con este divorcio para que se calmen las aguas e Iñaki Urdangarin deje de incordiar. Por otro lado, Juan Carlos también ha intervenido en varias ocasiones sin éxito. El emérito se reunió hace un par de meses con el exjugador de balonmano en Vitoria y no ha logrado que baje la cantidad de dinero que pide.

Iñaki Urdangarin está consiguiendo su propósito de desestabilizar a la familia Real y conseguir el máximo posible. Cristina ha roto relaciones con su hermano Felipe, pero la relación con su padre cada vez está más tocada. Los encuentros entre ellos son menores.