Iñaki Urdangarin y Cristina de Borbón pusieron fin a su matrimonio el pasado mes de enero, tras una larga y complicada batalla legal que se extendió durante dos años. Ambos se mantuvieron firmes en sus posturas, sin estar dispuestos a ceder en ningún momento. La infanta, por su parte, se sintió profundamente humillada y traicionada, mientras que Urdangarin, el exduque de Palma, buscaba venganza contra los Borbón, a quienes culpaba de su encarcelamiento. Los años que pasó en prisión fueron los más difíciles de su vida, y marcaron un antes y un después en su imagen pública.
De acuerdo con el periodista Juan Luis Galiacho, Urdangarin habría recibido una compensación económica de dos millones de euros, además de una pensión mensual de 25.000 euros de por vida. Todo esto fue financiado por el rey emérito, Juan Carlos I, como una medida para mantener al exduque en silencio y evitar mayores escándalos.
En el plano sentimental, Urdangarin ha dejado claro que está profundamente enamorado de Ainhoa Armentia, con quien mantiene una relación que ya ha alcanzado los tres años de duración. Su deseo es estabilizar su vida personal, lo que ha llevado a especulaciones sobre un posible matrimonio futuro. Sin embargo, debido a ciertas cláusulas incluidas en su acuerdo de divorcio, casarse de nuevo significaría perder los beneficios financieros que obtuvo. De no haberse hecho públicas las imágenes de su relación con Armentia, Urdangarin estaba dispuesto a mantener una doble vida, una práctica que ya había llevado a cabo anteriormente.
Hace tres décadas, cuando la infanta Cristina se enamoró de Urdangarin, él jugaba como balonmanista para el FC Barcelona. En ese momento, mantenía una relación sentimental con Carmen Camí, pero esto no le impidió comenzar a verse en secreto con la hija de Juan Carlos I. Se encontraba dividido entre ambas mujeres: por un lado, sentía cariño por Carmen, pero Cristina le ofrecía la posibilidad de entrar en la realeza, algo que ninguna otra mujer podía brindarle.
Iñaki Urdangarin nunca amó de verdad a Cristina, solo vio una gran oportunidad
Urdangarin era muy consciente de su atractivo físico y su popularidad como deportista. Alto, atlético y carismático, sabía que tenía el poder de seducir a cualquier mujer que quisiera, lo que le daba una gran confianza. Según la periodista Maica Vasco, el exduque nunca amó verdaderamente a Cristina de Borbón, sino que vio en ella una oportunidad. Esto quedó en evidencia con su infidelidad a lo largo de los años, especialmente en su relación con Armentia, por la que no ha mostrado ningún arrepentimiento.
Vasco sostiene que Urdangarin siempre supo que un posible divorcio de la infanta le traería beneficios económicos, lo que finalmente ocurrió. De hecho, la periodista llega a compararlo con Letizia Ortiz, describiéndolo como una versión mejorada, y destacando su gran inteligencia y astucia. Urdangarin no rompió su relación con Carmen Camí hasta asegurarse de contar con la aprobación de los reyes Juan Carlos y Sofía. Su habilidad para conquistar a la infanta fue evidente, aunque no consideró las repercusiones que conllevaría casarse con ella, como tener que abandonar su carrera deportiva. Sin embargo, Cristina siempre defendió que su esposo continuara jugando balonmano, y así fue: los escoltas de la familia real lo acompañaban a sus partidos para protegerlo.