Cristina de Borbón todavía se recupera de su divorcio con Iñaki Urdangarin, una persona en la que confió plenamente y todavía amaba a pesar de las consecuencias. La infidelidad de éste fue toda una humillación pública y una tradición que no ha logrado superar. A día de hoy se siente sola y hundida. Por ahora no ha rehecho su vida con nadie, está centrada en su familia, que últimamente le están dando demasiados quebraderos de cabeza. Parecía que los hijos de la infanta eran perfectos y maravillosos, unos hijos modélicos, pero realmente no era así, cuando eran menores de edad no se filtraba ninguna información porque era delito y ella procuraba que no se saliesen de la línea.
Pero ahora que todos son mayores de edad y viven fuera de la casa familiar, no puede controlarlos. La única que tenía atada era a la benjamina de la familia, pero desde que ha cumplido la mayoría de edad tampoco obedece sus órdenes, se ha juntado demasiado con Victoria Federica. Y ese es el mayor miedo de la infanta Cristina, que sus hijos se conviertan en una copia de los de la infanta Elena. Y Casa Real tenga que tomar las medidas oportunas.
Desde que se hizo la fractura de rodilla, Miguel Urdangarin ha decidido tomarse un año sabático antes de ver como encarrila su futuro. Tampoco está muy por el trabajo Juan Urdangarin, y Pablo, muy ilusionado con el balonmano y enamorado, también se ha planteado la posibilidad de dejar los estudios.
Irene Urdangarin se rebeló contra Iñaki y Cristina por el divorcio
Pero la peor situación se la lleva Irene Urdangarin. Es la hija más rebelde de Iñaki y Cristina. El delicado divorcio de sus padres ha hecho que el comportamiento de la joven cambie totalmente. Lo ha pasado muy mal y no se ha centrado en los estudios, por ello ha sacado una nota media de bachillerato muy baja hasta el punto de no conseguir su objetivo de estudiar en la prestigiosa universidad de Lausana, en Ginebra. No fue apta.
Irene Urdangarin también se ha tomado un descanso hasta el próximo curso, pero ya no tiene claro que quiera continuar con sus estudios, ni tan siquiera quedarse en Ginebra. Quiere vivir en Ginebra, cerca de Victoria Federica, quien le habría presentado a su primera pareja, el hermano de Teresa Urquijo, la mujer del alcalde de Madrid. Una relación que tampoco es del gusto de su madre.
La infanta Cristina llevó a Irene Urdangarin al psicólogo cuando iniciaron los trámites de divorcio. Lo estaba pasando mal y no quería ni hablar con su padre. Se comportaba de una forma muy rebelde. Empezó a salir de madrugada, bebía y se juntaba con malas compañías. Además, no quería estudiar. Discusiones entre madre e hija que nunca han salido a la luz hasta ahora. La hija de Juan Carlos amenazó a Irene con ingresarla en un centro de Suiza para enderezarla. Arrastra muchos problemas psicológicos por culpa de sus padres, especialmente de su progenitor.