La infanta Cristina cierra una semana que se ha torcido de manera notable. Cuando todavía no se había recuperado del susto de salud de su madre, la reina Sofía, una revista del corazón volvía a amargarle la existencia. Empieza a ser una costumbre, desgraciadamente para ella: se enteró por 'Lecturas' de que Iñaki Urdangarin le era infiel con una tal Ainhoa Armentia, y este pasado miércoles era '¡Hola!' quien destapaba otro asunto íntimo, sentimental y chocante que mantenía en secreto, con la esperanza que se solucionara de manera privada. Su niña, Irene, enamorada. El primer novio de la benjamina, un aristócrata de 25 años, muy madrileño. Hasta aquí, todo bien: después son todo red flags.
Se trata, como bien sabrán, de Juan Urquijo: un nombre que no les tendría que decir gran cosa si no fuera por la famosa boda del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, con la hermana del susodicho, Teresa. Sabíamos que la novia tiene sangre borbónica en las venas, pero el despliegue royal al enlace parecía exagerado. ¡Si hasta estaba Juan Valentín Urdangarin, una especie de fantasma, que se apuntaba a la cita! Acompañaba del brazo a su madre, muy sonriente, y saludaban a Almeida en la puerta del templo. No estaba nadie más, cosa que sí pasaba en el turno de Juan Carlos. Un chico, peinado como un pijo viejoven, Juan. Se marcó una bomba de humo para no salir retratado con la suegra el cuñado, y evitar así problemas. Pasó desapercibido mediáticamente hasta este miércoles, cuando todo estallaba.
Cristina era consciente de la relación de su hija, actualmente en Camboya haciendo de voluntaria y con un ataque de nervios permanente por la publicación del idilio intrafamiliar. Se opone radicalmente. No quería que se publicara nada sobre el tema, no tiene su visto bueno. Son primos, familia, pecado. Endogamia. Seguramente tampoco ayuda el hecho de que hayan aparecido los tentáculos de Victoria Federica en el caso, como potencial alcahueta de una relación que ella habría intentado con anterioridad. Expresar este deseo, el del silencio informativo sobre la historia de amor, podría tener dos efectos: o funcionaba, o todo lo contrario. Estamos en el segundo escenario, y curiosamente gracias a la misma revista del saludo, la más cortesana de todas.
O Cristina y '¡Hola!' mantienen una guerra soterrada, o que alguien nos explique cómo someten a Cristina, hija de su adorado Juan Carlos, a la humillación de publicar más material sobre los jóvenes enamorados. Fotografías que constatan que no son amigos, hay más. Los suscriptores digitales de la publicación enseñan a la parejita en un coche en Safari Madrid. Un parque donde se pueden ver diferentes especies como elefantes, jirafas o tigres, en semilibertad. La hija de Cristina tiene una zanahoria en la mano y da de comer a uno de las bestias, parece que se lo están pasando bien entre cabras y avestruces. En otra instantánea, él pasa su brazo por encima de la espalda de la rubia Irene, que apoya su cabeza sobre el galán borbónico. Preciosas y románticas estampas, sí, pero muy amargas para Cristina. Pasan de ella olímpicamente.
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— Revista ¡HOLA! (@hola) April 21, 2024