La infanta Cristina ha atravesado uno de sus años más complicados. En enero de 2022 aparecieron en la portada de una conocida revista de crónica social unas fotografías donde se veía a Iñaki Urdangarin en compañía de una mujer con melena rubia dando un paseo por la playa de Biarritz. De esta forma la hija de Juan Carlos se enteró de la infidelidad. El exduque de Palma estaba dispuesto a continuar viéndose con Ainhoa Armentia sin romper su relación con la madre de sus hijos. Unos días más tarde se anunció la separación y se empezaron con los trámites de divorcio, que a día de hoy todavía continúan, ya que no han llegado a un acuerdo satisfactorio para ambas partes, principalmente por cuestiones económicas.
Iñaki Urdangarin pide demasiado dinero a la infanta Cristina, y ésta no está dispuesta a conceder sus deseos aunque sea Juan Carlos quien se haga cargo de todos los gastos. No piensa mantener a Ainhoa Armentia ni tampoco humillarse de nuevo. El exjugador de balonmano pide 25.000 euros mensuales para toda la vida, dos millones de euros en concepto de indemnización, varias propiedades de la costa francesa, mantener sus escoltas y financiar todos los viajes relacionados con sus hijos.
Estaba previsto que firmasen el divorcio la semana del 5 de junio, cuando Irene cumplía la mayoría de edad, y de esta forma ningún hijo se veía involucrado en un divorcio que se firmaría en Ginebra. La infanta ha pedido una tregua durante los meses de verano para disfrutar de unas vacaciones tranquilas al lado de sus hijas y unas amigas porque no puede más. Esta situación le está sobrepasando.
Juan e Irene Urdangarin, con problemas desde que se anunció la separación
Los hijos de Iñaki y Cristina tampoco están pasándolo bien con esta batalla judicial de sus padres ni con la separación. Aunque son mayores, también se han visto afectados, y es que la vida de éstos no ha sido nada fácil a pesar de pertenecer a la realeza. Su padre se vio involucrado en una trama de fraude fiscal y terminó en prisión. La familia Urdangarin no era vista con buenos ojos y terminaron marchándose a Washington y posteriormente a Ginebra para evitar insultos. Los niños recibían todo tipo de insultos en la calle y en el colegio. Oían como llamaban ladrón a su padre. Juan Urdangarin es el mayor y quien más consciente fue de la situación, por ello ha necesitado ayuda psicológica. Como la más pequeña de la casa, que ha roto su relación con su padre. No ha visto con buenos ojos que haya engañado a su madre y que no le haya sido sincero. Ha visto a Cristina llorar y es un episodio que se le ha quedado grabado en su retina.