La infanta Cristina está viviendo uno de sus meses más complicados. Cuando parecía que la situación se había estabilizado, todo se ha complicado nuevamente. Hace casi tres años se publicaron las fotografías donde Iñaki Urdangarin paseaba de la mano de una mujer que no era la madre de sus hijos, se trataba de Ainhoa Armentia, una abogada de Vitoria con la que coincidió en el trabajo por el tercer grado. Se habló de una infidelidad, pero realmente el matrimonio de la infanta y el exjugador de balonmano estaba totalmente muerto. Existían problemas en su relación, pero la infanta pensaba que los podían solucionar. No era conocedora de esta relación, por ello se sintió humillada y traicionada. Ella pensó que sería un capricho de su marido como otros tantos, pero iban muy en serio.
Cristina de Borbón lo pasó muy mal en aquella época y necesito ayuda psicológica para afrontar este nuevo cambio de vida. La infanta no estaba dispuesta a facilitar el divorcio a Iñaki, pero finalmente Juan Carlos intermedió entre ellos y se puso solución al conflicto legal. Una vez que todo se estabilizó, llegaron los hijos de ambos. Parece que se pusieron todos de acuerdo para tomarse un año sabático. Primero fue Irene quien no superó la prueba de acceso a la universidad, después Miguel sufrió una lesión y Juan tuvo problemas serios.
La infanta Cristina acude todas las semanas al psicólogo
La paciencia de la infanta Cristina ha llegado a su límite. Siempre ha intentado que sus hijos sean vistos como personas responsables y estudiosas, pero ellos no dan la misma imagen. Y para colmo, Iñaki Urdangarin ataca de nuevo cuando parecía que su divorcio ya estaba zanjado.
El pasado mes de enero se hizo oficial el divorcio. Iñaki y Cristina dejaron de ser matrimonio. Sin embargo, el exduque de Palma ya no estaría de acuerdo con algunas cláusulas que se firmaron. Parece que con el dinero que percibió no podría cubrir su elevado tren de vida. En aquel momento se habló de dos millones de euros en concepto de indemnización por el libro que una editorial le ofreció escribir y al que renunció y 25.000 euros que se embolsaría todos los meses hasta el fin de sus días.
Ahora mismo querría aumentar esa cifra hasta los 50.000 euros mensuales, una desorbitada cifra que Cristina no podría asumir el día de mañana, ya que sería superior al sueldo que percibe ahora mismo, ella ingresa 400.000 euros mensuales por su trabajo, pero Iñaki pide 600.000 euros anuales.
La infanta Cristina está muy nerviosa y ha sufrido un ataque de ansiedad estos últimos días. Habría necesitado ayuda médica.