La infanta Cristina, tras años de vivir en el ojo público debido a los escándalos familiares y la evolución de su vida personal, se enfrenta ahora a nuevos retos que la han llevado a buscar ayuda profesional. Aunque recientemente ha adquirido una vivienda en Barcelona con la idea de retomar su vida en España, la infanta continúa residiendo principalmente en Suiza, donde mantiene su domicilio fiscal y donde pasa gran parte del año. Aunque algunos rumores apuntan a que Cristina podría mudarse definitivamente a España tras el fallecimiento de su padre, Juan Carlos I, la decisión parece estar relacionada con evitar complicaciones fiscales sobre su parte de la herencia.
La infanta, quien en un principio planeaba compartir su vida en Ginebra con su hija Irene Urdangarin, se vio obligada a cambiar de planes cuando Irene no logró superar las pruebas de acceso a la universidad de Lausana. Actualmente, se encuentra en una situación de soledad en la ciudad suiza. Pero no estás sola del todo. Cuenta con el apoyo cercano de su padre, Juan Carlos I.
La infanta Cristina, acompañante habitual de Juan Carlos I al Hôpital de La Tour
El rey emérito visita Suiza a menudo, donde recibe atención médica especializada debido a los graves problemas de movilidad que padece. El diagnóstico de artrosis ha avanzado rápidamente, y los médicos han informado a Juan Carlos I que su pierna izquierda está totalmente inmóvil, sin posibilidad de recuperación. A sus 87 años, una operación sería demasiado arriesgada, por lo que se ha recomendado el uso de una silla de ruedas como medida definitiva.
En este contexto, el rey emérito se ha sometido a diversos tratamientos en Ginebra, incluido un tratamiento de medicina regenerativa basado en células madre en el reconocido Hôpital de La Tour, aunque los resultados ya no parecen ser efectivos. En muchas ocasiones acude acompañado de la infanta. Este hospital, especializado en el tratamiento de diversas condiciones médicas, se ha convertido en su centro de atención más cercano, donde ha estado recibiendo los mejores cuidados, pero a pesar de los esfuerzos, la gravedad de su condición es innegable.