Aunque sea una Borbón, la vida de Cristina no ha sido fácil. De nada sirve ser hija del exmonarca, ni hermana del rey, tampoco de ingresar 400.000 euros anuales. Juan Carlos le diría que se casó con la persona equivocada y ya se lo advirtió, sin embargo, el emérito e Iñaki Urdangarin tenían una excelente relación, incluso llegaron a hacer negocios juntos, pero solo uno acabó entre rejas. La infanta tuvo que afrontar el acoso de la ciudadanía, el desprestigio y cuidar a cuatro hijos completamente sola fuera de España. Poco tardaron en llegar los problemas en su matrimonio, justo en el mismo momento en que vio que sus hijos la dejaban sola en Ginebra. Al cumplir la mayoría de edad todos volaban del nido. Juan, Pablo y Miguel. La única que se quedó debido a su edad fue Irene. Y con ella se mostraba esperanzada porque tenía intenciones de formarse en la universidad de Lausana, donde estudiaría Administración y Dirección Hotelera, pero tras no superar las pruebas de acceso, su futuro dio un vuelco de 180 grados.
Irene Urdangarin tampoco se queda en Ginebra. En los últimos meses ha estado en Madrid, donde se ha enamorado de un joven que le presentó Victoria Federica, Juan Urquijo, hermano de Teresa Urquijo, la mujer de José Luis Martínez Almeida, alcalde de Madrid, y su abuela prima de Juan Carlos, todo queda en casa. Una relación que a la infanta Cristina no le ha hecho gracia y menos sabiendo que es amigo de su polémica sobrina. No quiere malas compañías para Irene porque ya se lo hicieron pasar muy mal en el pasado cuando tan solo era una adolescente.
La infanta Cristina preocupada por Irene Urdangarin
Aunque se cree muy mayor por el simple hecho de ser mayor de edad, Irene Urdangarin es todavía muy joven y su madre no quiere que nadie le haga daño, ni una pareja ni malas amistades. Su ilusión, como la de cualquier madre, es que su hija se forme y sea feliz. Aunque siempre va a estar presente por si un día cae y tiene que volver a los brazos de Cristina.
Irene Urdangarin no tiene claro su futuro. Ni quiere estudiar ni trabajar. Tampoco está muy contenta con su voluntariado, al que le faltan pocos meses para acabar. La infanta Cristina siempre ha estado muy preocupada por sus hijos, especialmente por Juan e Irene, los más vulnerables y los que más han sufrido los problemas de sus padres. Juan cuando Iñaki entró en prisión e Irene el divorcio de sus progenitores. La infanta no estaba muy contenta con su grupo de amigos en Ginebra, algunos fumaban, salían de fiesta hasta altas horas de la madrugada y consumían sustancias estupefacientes. No quería eso para su hija, así que hizo todo lo posible para apartarla, y por eso no quiere que vaya con las amistades de Victoria Federica, no quiere que pase otra vez por lo mismo y en esta ocasión no vaya bien.
Estos últimos dos años han sido muy difíciles para Cristina e Irene, ambas se han apoyado mutuamente, solas en Ginebra, acudían a terapia todas las semanas. Las visita el mismo psicólogo.