La infanta Elena es la más Borbón de toda la familia y una fiel defensora del reinado de Juan Carlos I. Tanto ella como la infanta Cristina han apoyado en todo momento al exmonarca. Han sido sus fieles defensoras. Sus hijas han tenido muchas peleas con él por sus excesos. A lo largo de su vida, Juan Carlos I ha llevado una existencia marcada por los excesos, aprovechando al máximo su posición como rey de España y el privilegio legal de la inviolabilidad para actuar sin consecuencias. Esa libertad de movimiento le permitió disfrutar de una vida llena de lujos y caprichos, aunque a largo plazo le pasara factura. En sus últimos años como monarca, sus escándalos salieron a la luz con tal fuerza que acabaron por obligarle a abandonar su propio país.

Juan Carlos y Felipe
Juan Carlos y Felipe

El que fuera esposo de la reina Sofía siempre tuvo dos grandes debilidades: las mujeres y el dinero. Estos dos factores fueron decisivos en el deterioro de su imagen pública y el desgaste de su reinado. Sin embargo, existen otras facetas del monarca que han pasado desapercibidas para muchos. Su pasión por los objetos de alto valor y el coleccionismo lo llevó a reunir una valiosa colección de obras de arte y joyas, que aún se encuentran en el Palacio de la Zarzuela. En los rincones más reservados de la residencia también guardaba una bodega personal bien surtida.

Juan Carlos I no podia dejar el alcohol y tenia serios problemas

Juan Carlos sentía una particular afición por los puros y el buen alcohol. Solía fumar después de comidas o cenas formales, eligiendo siempre puros de calidad, muy alejados del cigarrillo tradicional que preferían otras figuras de la realeza, como Sofía o Letizia. En cuanto al vino, se permitía el lujo de beberlo en abundancia, asegurando que el de buena calidad no embriagaba, aunque en más de una ocasión terminaba notablemente afectado.

Sus vínculos con el alcohol se remontan a su juventud. La tragedia familiar que supuso la muerte de su hermano Alfonso, ocurrida accidentalmente por un disparo de escopeta en un episodio que le involucró directamente, afectó profundamente a su madre, María de las Mercedes. Ella buscó consuelo en la bebida, lo que generó un ambiente familiar en el que el consumo de alcohol se volvió una presencia constante aunque encubierta. Se sabe que incluso se introducían botellas escondidas en libros dentro de Villa Giralda.

Años después, la reina Sofía intentó frenar estos hábitos prohibiendo la entrada de alcohol a la Zarzuela. No obstante, Juan Carlos encontró la forma de sortear esa prohibición construyendo pasadizos secretos dentro del palacio. Su afán por el engaño no se limitaba al alcohol; también los utilizaba para ocultar sus relaciones sentimentales.

El pódcast Corinna y el rey ha arrojado nueva luz sobre estos aspectos de su vida. En su cuarto episodio, se presenta al exmonarca como alguien con una fuerte dependencia del alcohol. Según relata Corinna, tanto él como su entonces esposo frecuentaban tiendas donde bebían sin medida hasta perder el control. La periodista Pilar Eyre subraya que el retrato que se hace de él en el programa corresponde claramente al de una persona alcohólica.

Juan Carlos I
Juan Carlos I