Parece el cuento de nunca no acabar. La infanta Cristina e Iñaki Urdangarin están alargando como un chiclé su separación y posterior divorcio, que no acaba de llegar nunca. No se entiende que muchos meses después de que los ex duques de Palma partieran peras, todavía continúe el paripé de no firmar los papeles. ¿A qué esperan?, se pregunta todo su entorno. A priori, a finales de este mes de noviembre tendríamos que tener ya el encuentro definitivo con los abogados: "A finales del mes de noviembre se reunirán con sus abogados para firmar el divorcio", apuntan fuentes de la familia a Monarquía Confidencial.
Parece ser que los flecos que todavía quedan por resolver, las principales reticencias de la hermana del rey, tienen más que ver con cuestiones familiares más que no económicas. O para ser más exactos, con cuestiones de hijos. Y es que como dice el citado medio, "la infanta no quiere poner las cosas fáciles al padre de sus hijos, tras saber las intenciones de Urdagarin con Armentia, sus planes de terminar de ‘formalizar’ la relación, no quiere involucrar a sus hijos". Cristina está que trina porque si una cosa tiene clara, es que no piensa dar su brazo a torcer ni dejar que Iñaki y Ainhoa salgan con la suya. Que traducido vendría a ser que no quiere ver ni en pintura a la nueva pareja de su ex haciendo vida como si nada con sus cuatro hijos, como si fuera una especie de madrastra enrollada.
“Quiere evitar que sus hijos tengan cualquier contacto con la pareja de su padre. Cristina sabe que sobre todo Irene ha sufrido mucho, aunque ahora exista una reconciliación”. Y por si no ha quedado lo bastante claro, fuentes próximas a la infanta dicen de ella que el mantra que no para de repetir es “Mis hijos están por encima de todo”, i que "no va a ceder en normalizar la situación con su todavía marido, Iñaki Urdangarin y su pareja Ainhoa Armentia". Discrepancias, pues, que si bien no pararán el divorcio, como mínimo, lo están posponiendo. Sus cuatro hijos siempre le han dado apoyo a su madre y aunque de puertas afuera disimulan y apoyan tanto a Cristina como a su padre Iñaki, no les está resultando fácil. De hecho, “públicamente disimulan muy bien, pero son una piña y saben que su madre lo está pasando realmente mal. Sobre todo por la imagen institucional, algo que le preocupa especialmente a la infanta”.
Irene, la más reticente con su padre. Los otros tres hijos, exceptuando a Pablo, el más próximo a Iñaki y con el que comparte profesión como jugador de balonmano, ahora en el Granollers, también se molestaron con él por todo lo que había pasado. Veremos finalmente si se pondrán a favor de la petición de su madre y no tienen contacto con Ainhoa Armentia o al final Urdangarin les conseguirá convencer de que no verla nunca sería un disparate.