Superamos el ecuador de noviembre y ni rastro de la oficialidad del divorcio de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin. Hace unas semanas varias fuentes confirmaban que la firma definitiva se estamparía este mes. De hecho, a la infanta Elena se le escapó en una conversación distendida que el divorcio era “inminente”. Sin embargo, el asunto sigue en stand by.
Iñaki está esperando este divorcio desde el pasado 5 de junio, cuando Irene cumplió la mayoría de edad. A partir de entonces podrían divorciarse en la privacidad de un notario, evitando pasar por el juzgado y las posibles filtraciones que se hubieran podido producir. Pero la operación se está retrasando.
Todo OK en el aspecto monetario
Algunas fuentes apuntan que el motivo son las discrepancias que ha generado Iñaki en sus peticiones. Al parecer, Urdangarin escribió unas memorias mientras estuvo en la cárcel en la que revela algunos secretos de algunos miembros de la casa real. Y habría exigido cantidades importantes para guardarlas bajo llave y que nunca sean publicadas. Algunas fuentes hablan de un pago único de dos millones de euros y una pensión vitalicia de 5.000 euros en España y otros 45.000 en cuentas fuera del país.
No obstante, lo que retrasa ahora el divorcio no sería la demanda de dinero, a la que la infanta Cristina, presionada por Juan Carlos I, habría aceptado. El emérito pidió a su hija que no negociara y dijera que sí a todo, ofreciéndose para pagar buena parte de la fiesta.
Entre los detalles que retrasan el divorcio hay unos grabados de Picasso
Lo que realmente retrasa la firma es el apartamento de Bidart, que en su momento compraron a medias, y algunos regalos que recibieron cuando estaban casados. En lo primero, han decidido compartirlo, pero deben acordar en que fechas podrán disfrutar de él cada uno de ellos. Pero en lo segundo todavía no hay acuerdos.
En la lista de regalos hay muchos objetos de valor que deben repartir. Pero hay algunos en los que no se ponen de acuerdo y les tienen enfrentados. Concretamente, unos grabados de Picasso y otros artistas que recibieron cuando estaban casados y que tienen un alto valor simbólico y, sobre todo, económico.
Y hay algo más: Cristina quiere incluir una cláusula que refleje que, si Iñaki se casa, pierde la pensión y todos los privilegios acordados. Una condición que el ex jugador de balonmano se niega a aceptar. Tiene planes con Ainhoa Armentia y considera que su relación con Cristina, que ya está en su lecho de muerte, nunca más revivirá. Y opina que no tiene sentido que se le impida rehacer su vida sentimental.