Han sido años muy complicados para Cristina de Borbón. La infanta lo pasó muy mal cuando aparecieron las fotografías de Iñaki Urdangarin con otra mujer dando un paseo por la playa de Biarritz, como hacían ellos cuando estaban enamorados. La hermana de Felipe VI sabía que su matrimonio hacía aguas por todas partes, pero nunca imaginó que el exjugador de balonmano ya había iniciado una relación con otra persona. Cuando se confirmó el noviazgo de Iñaki con Ainhoa Armentia, la madre de Juan, Miguel, Pablo e Irene pensó que sería algo pasajero, como sucedió con otras, y que volvería a sus brazos, pero eso finalmente nunca pasó, fue un golpe de realidad para la hermana de Felipe VI. Allí vio que el padre de sus hijos ya no la amaba, y que la relación estaba totalmente rota.

La infanta Cristina recibió una humillación y traición por parte del exduque de Palma. Por este motivo cuando iniciaron los trámites de divorcio tampoco le quiso poner las cosas fáciles. Juan Carlos I tuvo que intervenir para que la sangre no llegase al río. Iñaki Urdangarin tenía la sartén por el mango y la hija de la reina Sofía tenía poco que hacer, no le quedaba más remedio que ceder.
Iñaki Urdangarin se vengó de los Borbón por encerrarle en prisión por el caso Nóos. Ingresó dos millones de euros en concepto de indemnización por un libro que le ofrecieron escribir y al que renunció por su silencio, y 25.000 euros mensuales. Juan Carlos I se encarga de todos estos pagos mediante transacciones desde Suiza. El día de su fallecimiento será la infanta Cristina quien esté obligada a financiar la vida de Iñaki y Ainhoa.
La infanta Cristina sufrió por amor. Llegó a su límite
La infanta Cristina estaba muy enamorada. Hasta hace poco tiempo aún llevaba el anillo de casada. Ella siempre había pensado que Iñaki Urdangarin se arrepentiría y volvería a sus brazos, pero ya son cuatro años de relación con Ainhoa Armentia y ha demostrado que están muy enamorados. La hija de Juan Carlos I aceptó la realidad.
Según fuentes cercanas a Cristina, la madre de Juan, Pablo, Miguel e Irene ingresó en una clínica privada en Suiza especializada en trastornos graves. Contó con los mejores psicólogos y psiquiatras de Europa para tratar sus problemas, Iñaki la había dejado totalmente destrozada. Anímicamente no estaba bien. Siempre rompía a llorar y apenas comía. La familia estaba muy preocupada, especialmente sus padres y sus cuatro hijos. Por ello el contacto con Ainhoa Armentia los primeros años fue inexistente.
Ahora parece que ha aceptado la realidad y poco a poco se recupera.
