Cristina de Borbó e Iñaki Urdangarin están a dos minutos de ser, oficialmente, divorciados. El comunicado conjunto anunciando la interrupción de su relación a raíz de la aparición de las fotografías del vasco con otra mujer, Ainhoa Armentia, marca el camino de lo que pasará de aquí a muy poco, pero mientras tanto siguen siendo un matrimonio a ojos de la Iglesia y de la administración. Otra cosa es lo que proyectan en la opinión pública, que es bien sabido. Visto cómo han ido las cosas, quizás los protagonistas de la ruptura hubieran deseado no haber salido juntos jamás. Si no fuera por los hijos en común estaríamos totalmente seguros. Tenían la vida encarrilada. Pero todo se torció. Y de qué manera.
Aquella boda a todo trapo en la catedral de Barcelona el 4 de octubre de 1997 frente a 1.500 invitados marcó la vida de Iñaki y de Cristina para siempre. Para llegar hasta aquel punto, Urdangarin tuvo que abandonar a su pareja durante 4 años, la catalana Carmen Camí, y cambiar su fama deportiva como estrella de balonmano del F.C. Barcelona por la de la realeza española. Pero, ¿y Cristina? ¿Cómo era su vida sentimental antes de quedarse obnubilada con los casi 2 metros de hombretón rubio con los ojos azules que años después haría que compareciera ante un tribunal por un caso de corrupción, que la apartaran del ala protectora de Zarzuela y que se convirtiera en 'la comidilla' de todo un país por las imágenes de la infidelidad de su marido convicto? El programa 'Sálvame' tiene la respuesta. Y es alucinante.
Víctor Sandoval es uno de los colaboradores más pintorescos y alocados del espacio de Jorge Javier Vázquez. Hace tiempo que parece que solo lo tienen allí por lástima, pero de vez en cuando suelta algunos datos sorprendentes. Porque el madrileño, en sus mejores años, fue un presentador muy importante y muy bien pagado de la televisión en el Estado. Y eso quiere decir influencia y contactos. Después el personaje y la fama se lo comieron, pero esta es otra historia. El caso es que cuando estaba en el pico más alto de su popularidad se le acercaban hasta miembros de la realeza. Concretamente, Cristina, que según ha confesado "celebró uno de sus cumpleaños en mi casa". Se conocían, compartían secretos. Hasta hoy, con el terremoto de la separación poniendo su vida patas arriba.
Víctor ha soltado una bomba que ha provocado estupor en el plató de Telecinco: con quién estaba liada Cristina en aquella época pre-Iñaki. Atención porque vienen curvas: con un político del PP de padre muy poderoso e íntimo de Juan Carlos: Adolfo Suárez Illana, hijo del expresidente Adolfo Suárez. Intentó hacer carrera como torero, pero vio rápidamente que mucho mejor torear a la sociedad afiliándose al partido de la gaviota. Illana al lado de su progenitor es un chiste malo, como ha demostrado como cuarto secretario de la Mesa del Congreso de los Diputados: es famoso por dar la espalda a diputados que no comulgan con su ideología, un acto que lo define con creces. Tampoco fue menor la sandez antiabortista que soltó en campaña, asegurando que en Nueva York estaba permitido abortar después de dar a luz, u otras mentiras manifiestas. Este era el chico de la Borbón, que no tiene demasiado buen ojo. Y mira que al lado de Elena parecía juiciosa. Aquella historia de amor no fue más lejos al aparecer Urdangarin, y ha quedado en el fondo de un cajón durante décadas.
¿Y ustedes, qué hubieran hecho? ¿Quedarse con Suárez Illana o arriesgarse con Iñaki? Quizás mejor soltera toda la vida, la verdad. Pero el amor es ciego, sordo, cojo y jorobado.