Desde que la infanta Cristina y Iñaki Urdangarin anunciaron su separación hace casi dos años, la vida de la familia real ha estado marcada por complejas tensiones emocionales. El hecho de que la infanta haya tenido que afrontar la relación de su exmarido con Ainhoa Armentia, una compañera de trabajo que en su momento parecía ser solo una amistad, ha sido uno de los mayores golpes emocionales de su vida. Ambos mantienen una relación sólida y públicamente reconocida, algo que ha costado mucho aceptar a Cristina.
A pesar de sus esfuerzos por mantener una actitud pública digna, la infanta Cristina ha vivido esta etapa en privado con mucho dolor. Fuentes cercanas aseguran que Cristina sigue enamorada de Iñaki y ha intentado en varias ocasiones reconciliarse con él, dispuesta a perdonarlo todo por recuperar lo que una vez fue su familia.
La infanta Cristina se siente traicionada
Sin embargo, lo que más le cuesta sobrellevar no es solo su propia ruptura con Iñaki, sino ver cómo sus hijos comienzan a aceptar a Ainhoa como parte de su vida. Para ella, no es fácil soportar cómo su exmarido ha logrado rehacer su vida, mientras que ella se enfrenta a la soledad de una separación pública que aún le duele.
El caso de su hijo Pablo es particularmente doloroso. Al parecer, Pablo ha defendido a su padre y su relación con Ainhoa, lo que ha provocado una profunda herida en Cristina. Según informan desde el entorno familiar, Pablo Urdangarin pidió a su madre que dejara en paz a su padre, Iñaki, y aceptara su nueva vida, lo cual ha sido interpretado como una traición. Este gesto de apoyo hacia su padre ha provocado que la infanta Cristina lleve más de dos semanas sin dirigirse a su hijo, una situación que ha marcado un distanciamiento significativo entre ellos.
El divorcio de la infanta e Iñaki Urdangarin está generando muchos daños colaterales
La infanta Cristina siempre ha intentado mantener una composición ejemplar en público, pero esta situación ha trascendido más allá de los límites familiares. Aunque Cristina no se opone a que sus hijos tengan una buena relación con su padre y lo protejan, verla a ella tan rápido en la vida de su exmarido ha sido una prueba muy dura. El que Pablo, su hijo mayor, tome partido de manera tan decidida por Iñaki y su nueva familia ha supuesto una de las pruebas más difíciles para la infanta Cristina.
Es evidente que con el tiempo, las heridas familiares se limarán, pero las cicatrices de esta traición no se borrarán fácilmente. Mientras Cristina trata de superar este golpe, queda claro que la relación con su hijo Pablo Urdangarin ha quedado gravemente afectada.