El principio de 2024 marcó el final de una era con el divorcio de la infanta Cristina y Iñaki Urdangarin. Este proceso, prolongado y complicado, comenzó cuando su hija menor, Irene, alcanzó la mayoría de edad en junio de 2023. La separación ha sido un evento significativo tanto para ellos como para la alta sociedad española.
Durante las negociaciones del divorcio, hubo muchas especulaciones y tensiones. Urdangarin, quien siempre sintió que fue tratado injustamente en el caso Nóos, exigió compensaciones significativas. Según Juan Luis Galiacho, solicitó dos millones de euros en un pago único y una pensión vitalicia que oscilaría entre 25.000 y 50.000 euros mensuales. Estas demandas no solo buscaban una compensación financiera, sino también asegurarse de que guardaría silencio sobre secretos comprometedores que involucran a figuras de la realeza y a miembros de la élite española.
Iñaki Urdangarin se reserva el derecho a usar el apartamento de Bidart
Independientemente de si logró obtener las cifras exactas que pedía, Urdangarin sí consiguió algunos beneficios que han sido confirmados, como el derecho a utilizar el apartamento que compartía con la infanta Cristina en Bidart. Este verano, Cristina planea pasar allí unos días con sus hijos, mientras que Urdangarin desea disfrutar del mismo lugar con Ainhoa Armentia.
Para Cristina, Bidart es un lugar lleno de recuerdos dolorosos. Fue allí donde se tomaron las fotos que revelaron la relación entre Iñaki y Ainhoa, lo que desató el escándalo de su infidelidad. El apartamento en Bidart, por lo tanto, no solo es un lugar físico, sino un símbolo del inicio de la relación entre su exmarido y su amante. Esto ha llevado a Cristina a tomar medidas para cambiar el ambiente del lugar y eliminar cualquier rastro de esos amargos recuerdos.
La infanta Cristina ‘purga’ el apartamento que comparte en Bidart con Iñaki Urdangarin
Entre los cambios que Cristina ha implementado, uno de los más significativos ha sido mandar tirar y reemplazar el colchón en el que Urdangarin y Ainhoa habrían pasado tiempo juntos. Esta decisión se tomó tan pronto como Cristina volvió al apartamento por primera vez después de enterarse de la infidelidad. Para ella, la idea de dormir en la misma cama que había sido testigo de la traición era intolerable.
Este gesto no es solo una cuestión de comodidad física, sino también una acción simbólica. Cristina busca purgar el espacio de las sombras del pasado y crear un entorno nuevo y libre de recuerdos dolorosos. La infanta Cristina ha enfrentado no solo la batalla legal y financiera del divorcio, sino también un profundo desafío emocional. La traición de Iñaki ha dejado cicatrices profundas, y los cambios que está haciendo en Bidart son parte de su proceso de sanación y recuperación de su bienestar emocional.