La infanta Cristina ha decidido dar un giro de 180 grados a su vida amorosa tras su sonado divorcio de Iñaki Urdangarin. Alejada ya del escándalo y el sufrimiento que marcaron sus últimos años de matrimonio, la hija de los reyes eméritos vive ahora una etapa de libertad donde, por primera vez en mucho tiempo, se permite amar sin ataduras.

Mientras Iñaki ha rehecho su vida junto a Ainhoa Armentia, con quien comparte hogar en Vitoria y a quien no descarta dar el "sí, quiero" próximamente, la infanta ha optado por un camino emocionalmente libre. Sin intención, por ahora, de establecer una nueva relación formal, Cristina se deja llevar por el momento, disfrutando de encuentros en casas de amigos y hoteles reservados, lejos de las miradas indiscretas y disfrutando de sus más allegados.

Infanta Cristina
Infanta Cristina

La infanta Cristina vive una segunda juventud

Fuentes cercanas aseguran que Cristina no busca ataduras. Tras años marcados por el deber y la presión de su rol institucional, la infanta habría encontrado en esta nueva etapa un equilibrio perfecto: disfrutar de su vida a su ritmo, rodeada de nuevas amistades y afectos, pero sin volver a someterse a las reglas de un matrimonio tradicional.

Pilar Eyre, gran conocedora del entorno real, confirmaba hace unos meses que la infanta atraviesa uno de los mejores momentos de su vida. "Está radiante", afirmaba la periodista, quien insinuaba que Cristina podría haberse sometido a algún tratamiento estético para refrescar su imagen.

infanta cristina efe
infanta cristina efe

Nada que ver con la infanta Elena

La comparación con su hermana, la infanta Elena, resulta inevitable. Mientras Elena ha llevado una existencia retraída desde su separación de Jaime de Marichalar, volcada en su familia, en actividades religiosas y en adular a su padre, el rey emérito Juan Carlos I, Cristina ha optado por no cerrarse a nada. No quiere renunciar a las emociones, aunque prefiere que todo ocurra sin presiones y fuera del ojo público.

Por ahora, Cristina se mantiene firme en su decisión de no formalizar ninguna relación. Quiere vivir el presente, conocerse a sí misma, y disfrutar de nuevas experiencias sin la carga de un nuevo compromiso oficial. Con una sonrisa renovada y un brillo en la mirada que hacía años no se veía, la infanta Cristina demuestra que el amor y la felicidad pueden encontrarse más allá de los caminos tradicionales.