Cristina de Borbón tiene dos familias y con las dos se lleva a matar: la Borbón y el Urdangarin, la de sangre y la política. De los Borbones solo sus padres y hermana se relacionan con ella. Felipe y Letizia no la pueden ni ver y las sobrinas royals, Leonor y Sofía, ni la conocen. Durante años fue por culpa de Cristina, negándose a reconocer que su matrimonio era fake (el marido le ponía los cuernos desde siempre y ella lo sabía) y negándose a renunciar a los derechos sucesorios al ser imputada por el caso Noos. Cristina, por su tozudez y orgullo, se autoexcluyó de la Casa Real y tuvo que exiliarse a Ginebra. Ahora todavía vive allí para evitar a la Hacienda española. Todo este tiempo se ha refugiado en la familia normal, la no desestructurada, la familia Urdangarin. La madre y los hermanos de su marido le hacían de cojín emocional. Pero en un momento dado eso cambió. Ahora los Urdangarin detestan a Cristina y un libro explica las razones.
En Los sobrinos del rey, libro editado por Penguin Random House, se explica en qué momento una familia vasca, trabajadora, burguesa y acogedora pasó a detestar a la mujer de Iñaki. La acogieron siempre contra todo y contra todos: durante el caso Noos, cuando dos hermanos de Iñaki se instalaron en Palma pra el juicio que duró meses apoyando a los acusados Iñaki y Cristina. Antes también, durante el exilio en Washington y en Ginebra, y después, durante la prisión de Iñaki, la excarcelación y después de las fotos de la infidelidad con Ainhoa Armentia. Todo eso no destruyó la relación de Cristina y los Urdangarin. El odio a Cristina surge después, cuando empezaron a negociar el divorcio y la hermana del rey decidió acercarse a los Borbones y negarse a pagar una pensión a Iñaki, dejándolo en la estacada. Iñaki se había tragado ser el chivo expiatorio de los Borbones, ir a la prisión aunque el emérito hacía cosas más corruptas y a mucho mayor escala. Escribe Silvia Taules en su libro: "Cuando Iñaki estaba en prisión les decía a sus amigos cuando le visitaban que le habían prometido una vida solucionada cuando estuviera fuera, que no tenía que preocuparse por nada. Pero cuando obtuvo la libertad condicional se encontró que no tenía más hogar que el de su madre y que para vivir necesitaba un empleo de mil euros a donde iba a diario en bicicleta, en una gestoría de Vitoria". Iba en bici porque era lo que se podía pagar.
Zarzuela le dijo a Iñaki trágate este sapo y te compensaremos. Al salir de la prisión de Brieva, si te he visto no me acuerdo. Ni Cristina quiso saber nada de él. Él en Vitoria y ella en Ginebra. La familia Urdangarin no quiere saber nada de Cristina, se ha negado a asistir a la graduación de Irene Urdangarin en Ginebra ni han querido relacionarse nunca más con la madre de los niños Urdangarin. Quien mejor simboliza este odio a la infanta es la hermana mayor de Iñaki, la catalana Ana Urdangarin que vive en el Putxet de Barcelona: "Ana ha dejado de hablarse con su cuñada, a quien culpa de todos los padecimientos que sufre su hermano. La que fuera confidente de Cristina se ha convertido al republicanismo y es casi anarquista, odia todo lo que tiene que ver con la familia real y ahora también a Cristina". Cristina va con Mercedes e Iñaki en bicicleta. Y la revista Hola dice que no le pasa ni un euro de pensión. Cuesta creerlo pero si le pasa 3 mil mensuales como se ha publicado sigue siendo el chocolate del loro.
Iñaki quiso hacer un braguetazo y ha acabado como todos los recién llegados a la familia (Marichalar, Iñaki, pronto Letizia): excluidos del paraíso. A la calle, y en bicicleta.