El libro 'King Corp. El imperio nunca contado de Juan Carlos I’ (libros del K.O.), escrito por José María Olmo y David Fernández todavía no ha salido a la venta, pero ya está dando mucho de qué hablar. La publicación, fruto de la investigación de los dos autores mencionados, fue noticia la semana pasada después de que ElConfidencial sacara a la luz algunos fragmentos en los que se revelaba el nombre de Alejandra, una hija bastarda que el rey emérito Juan Carlos I había tenido con una aristócrata española y de la que hasta la fecha no se había dicho nada.
No obstante, no es el único escándalo relacionado con el padre del rey Felipe VI que aparece en el libro. Y no solo eso: en uno de ellos también se habla de las infantas Cristina y Elena y de los hijos de estas, y de cómo usaban dinero opaco de Juan Carlos para algunos de sus gastos.
La información aparece en el segundo episodio. Se titula ‘La estafa’, y en él se relata como el industrial mexicano Allen Sanginés-Krause le estafó 20 millones a Juan Carlos l. Al parecer, Sanginés-Krause se ofreció al emérito para gestionarle esos 20 ‘kilos’. Pero pasado un tiempo Juan Carlos no recibe noticias del dinero. Y cuando le pregunta a su colega sobre el asunto, este le dice que ha realizado una mala inversión y que el dinero ha desaparecido.
Después de estudiar en el Instituto Tecnológico Autónomo de Ciudad de México, Allen Sanginés-Krause y doctorarse en Economía en la Universidad de Harvard en 1987, empezó “una larga carrera en el mundo de la banca de inversión” en la que se relacionó con algunas de las personas más poderosas. Sin embargo, su fortuna se alejaba de las más altas como podían ser las de “Juan Abelló, Juan Miguel Villar Mir, las hermanas Koplowitz o la familia Botín”. Y su objetivo era ponerse a la altura de todos ellos.
Viajes, caballos y hasta Uber para las infantas y sus hijos pagados con dinero negro
Tanto fue así que no dudó en colaborar con Juan Carlos cuando este último contactó con el banquero. “Si Juan Carlos I necesita encontrar una grieta en el sistema para introducir unos 20 millones de origen opaco sin que salten las alarmas de los organismos contra el lavado de capitales, Sanginés-Krause es el mejor profesional a su alcance para hacerlo. El trato se cierra paseando por los dominios del castillo de Irlanda. El rey ha encontrado una salida para unos fondos que le quemaban en las manos”, escriben Olmo y Fernández.
Ahí empieza una relación que terminaría con esos 20 millones de euros esfumados. No obstante, antes de que desaparecieran hubo tiempo para que Sanginés-Krause le ingresara buenas cantidades. Y que algunas de ellas fueran usadas por las infantas y sus hijos. “En 2017 (…) Sanginés-Krause inyecta más dinero en su caja B por una nueva vía: al menos desde 2015, el empresario mexicano transfiere fondos al rey a través de uno de sus ayudantes de campo en la Zarzuela, el coronel del Ejército del Aire Nicolás Murga. El dinero llega a una cuenta del militar en Ibercaja y desde ahí sale para pagar facturas privadas del rey y su familia. las infantas Elena y Cristina y los hijos de éstas usan esos fondos durante años para comprar caballos, pagar viajes y sufragar hasta desplazamientos por Madrid en Uber”.
‘La estafa’ a Juan Carlos I
¿Y qué pasó con el dinero? “La situación da un giro inesperado en la primavera de 2018. En una de sus habituales con Sanginés-Krause, el rey pregunta por la evolución de los 20 millones de euros que le ha confiado. Ha transcurrido casi un año desde que le entregó el dinero y no ha recibido ninguna noticia”. Y a continuación, ‘la estafa’: “El inversor mexicano le cuenta que la inversión ha sido un desastre. El dinero se ha esfumado y no puede hacer nada para recuperarlo. No hay forma de deshacer la inversión y reintegrarle los fondos”.