Cristina de Borbón ya no pertenece a la corona. La infanta tuvo que declarar por el caso Nóos junto a Iñaki Urdangarin, y aunque Juan Carlos pudo exculpar a su hija, no sucedió lo mismo con su yerno, alguien tenía que pagar el alto precio de entrar a prisión para salvar la imagen de la corona y su futuro. En aquel entonces, su padre pidió a la madre de Juan, Pablo, Miguel e Irene que renunciase a su marido y se divorciase, era la única forma de continuar en la institución. Sin embargo, ella prefirió apostar por su familia, no iba a dejar solo al padre de sus hijos en esos momentos tan delicados.
En ese momento la familia se fracturó en dos. Felipe VI tuvo que mover ficha para salvar su reinado y el futuro de Leonor. La familia real se desvinculó totalmente de los Borbón. A partir de 2014 solo se compuso de los actuales reyes, y sus dos hijas, Leonor y Sofía, con la reina Sofía como emérita. Es la única que a día de hoy aún mantiene funciones institucionales. Las infantas Elena y Cristina perdieron su función y el sueldo que percibían de los Presupuestos Generales del Estado.
Duro enfrentamiento entre Letizia y Cristina por rencillas del pasado
Cristina se quedó muy dolida con su hermano, pero especialmente con Letizia, a quien culpa de estar detrás de la ruptura familiar. La infanta es la única que le abrió las puertas de su casa de par en par. Felipe VI confesó a su hermana que estaba enamorado de una plebeya y periodista. Ella le ayudó para comunicárselo a sus padres, y mientras tanto les dejaba su casa de Barcelona para verse en secreto. Eran muy amigas. Las primeras vacaciones de la entonces princesa las hicieron juntos. La reina también tenía muy buena relación con Iñaki Urdangarin.
Pero en los últimos años esta relación ha cambiado totalmente, ya ni se hablan, ni tan siquiera se saludan, como sucedido en el cumpleaños de la infanta Elena, donde la hermana mayor quiso reunir a toda su familia. Las únicas grandes ausencias estuvieron marcadas por Leonor y Sofía. Los reyes no iban a permitir que las cámaras captasen una imagen de la princesa y la infanta con su abuelo paterno o con sus tías, incluso con alguno de sus primos.
En una de estas celebraciones, la infanta Cristina se enfrentó a Letizia, como venganza a su comportamiento con ella cuando vivió el caso Nóos. La ex de Iñaki Urdangarin pidió a la reina que dejase de decir palabrotas cuando habla. Siempre estaba con alguna palabrota en la boca. La más habitual era “jolines”, así la llamaban los amigos de Felipe. Pero también decía otras peores, como “puta”, “coño”, “hostia”. La infanta Cristina se enfrentó a ella en una reunión familiar y le pidió que moderase esa lengua. En Zarzuela no se habla así. Letizia le contestó “España es así”. Con esas palabras ya dejaba claro que estaba dispuesta a cambiar la monarquía.