Cristina de Borbón ha puesto punto y final a su relación con Iñaki Urdangarin, aunque con mucho dolor porque ella estaba muy enamorada. Sabía que existían problemas en su matrimonio, pero nunca pensó que podría terminar. Las visitas de la infanta a la cárcel de Brieva se redujeron hasta desaparecer y no apareció por Vitoria cuando recibió el tercer grado, unos movimientos que ya hicieron sospechar. El exduque de Palma estaba muy cansado de los Borbón. Se había sacrificado por ellos y no le habían dado ninguna recompensa, hasta ahora, donde ha pedido dinero para mantener la boca cerrada.
Según ‘El Cierre Digital’, Iñaki Urdangarin habría cobrado dos millones de euros en concepto de indemnización y 25.000 euros mensuales de por vida. Es Juan Carlos quien se encarga de hacer estos pagos, aunque el día de su fallecimiento deberá ser la infanta Cristina quien los continúe, sino podría perjudicar el reinado de Felipe y Letizia o el futuro de Leonor, en definitiva, la debacle de la corona.
Juan Carlos I tenía muy buena relación con su yerno, y eso que en un primer momento se opuso a la relación porque era un plebeyo y encima famoso, un deportista de élite, el mejor del momento en el balonmano. Cristina podría haberse enamorado de cualquier otro, aunque por desgracia siempre lo hacía de plebeyos, como Felipe VI. El emérito no tuvo suerte con sus hijos en ese aspecto.
Letizia y Cristina, las dos mantuvieron una relación con un profesor
Curiosamente, Cristina tiene un gran parecido con Letizia en el amor. Y es que como la reina se enamoró de su profesor de instituto, ella también. Los Borbón siempre han practicado vela y esquí desde que eran muy pequeños. Fue cuando la infanta tenía 25 años cuando se enamoró de Fernando León, su profesor de un curso de vela. Era un chico canario, rubio, de ojos azules, como un príncipe azul. El regatista tan solo tenía un año más que la hija de Juan Carlos. Se le conoce como el primer amor de la hermana de Felipe VI, compartían muchas aficiones, aunque la relación duró poco, breve, pero intensa.
“Se instaló en Barcelona con la excusa de participar en el Campeonato Mundial de Vela Adaptada que se iba a celebrar en la Ciudad Condal tras finalizar las Olimpiadas. Ella formaba parte de la organización y ese era el motivo oficial que se transmitió desde Zarzuela. Tenía 25 años y la realidad era muy diferente. Quería estar más cerca de Fernando León. Era un chico canario, rubio y con ojos azules al que había conocido en un curso de vela donde él era el profesor y Cristina la alumna. Se hicieron íntimos. El regatista tenía un año más que la Infanta y compartían muchas aficiones. Este fue su primer amor ,que fue breve y sin mayores contratiempos en la vida de la infanta”.