Como no podía ser de otra forma teniendo en cuenta el importante papel que ha tenido la infanta Cristina en la casa real española, todo lo que ha sucedido en los últimos tiempos acerca de su proceso de divorcio con Iñaki Urdangarin ha copado muchos titulares y ha llenado ríos de tinta en nuestro país.

Cabe tener en cuenta que, si bien es cierto que durante muchos años el matrimonio formado por la hermana de Felipe VI y el ex jugador de balonmano pasaba por ser uno de los matrimonios más felices y más asentados en España, no eran precisamente pocos los que ya aseguraban que incluso antes de casarse no fue otro que el padre de Cristina, el rey emérito Juan Carlos, el que le dejó muy claro que Iñaki no era el hombre más adecuado para formar una familia, entre otras cosas porque ya tenía informaciones de que la fidelidad no era su mejor virtud.

Cristina, completamente enamorada de Urdangarin, hizo caso omiso a los avisos de su padre y decidió casarse con él y formar una familia con cuatro hijos, un matrimonio que hoy en día ya es historia tras ser veraz crisis y un acuerdo de divorcio en el que Iñaki se ha visto beneficiado económicamente.

Iñaki Urdangarin estuvo entre dos aguas durante un tiempo

Lo que más ha dolido, cuentan, a Cristina en los últimos tiempos es que, pese a que ella apoyó a su marido durante todo el drama judicial que vivió Iñaki y durante toda su estancia en la cárcel, algo que ni los reyes eméritos ni su hermano Felipe veían con buenos ojos, Iñaki decidiera empezar una nueva vida amorosa de la mano de Ainhoa Armentia.

Iñaki Urdangarin Ainhoa Armentia Instagram
Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia / Instagram

Muchos periodistas, entre ellos Pilar Eyre, ya avisaron hace un tiempo que el matrimonio pasaba por un momento muy delicado y que podría acabar acabándose, pero Cristina tenía ciertas esperanzas, y más teniendo en cuenta que en algunas ocasiones su relación volvió a ser buena con Iñaki, un Iñaki que durante un tiempo estuvo entre dos aguas, tanto con su mujer como con Ainhoa. Una práctica habitual en su caso, ya que hizo lo mismo en su juventud cuando, teniendo novia, conoció a la Infanta.

Finalmente Urdangarin decidió, siendo consciente también de que le llegaban voces de que su mujer había tenido alguna relación extramatrimonial mientras él estaba en la cárcel, apostarlo todo por su relación con Ainhoa y poner punto final a un matrimonio que nunca fue tan feliz como muchos apuntaban.