Cristina de Borbón está viviendo unos años complicados. En 2022 se publicaron las fotografías de Iñaki Urdangarin dando un paseo por la playa de Bidart con otra mujer, Ainhoa Armentia. Todos lo vieron como una infidelidad del exduque de Palma, pero no es realmente así porque entre la infanta y el exjugador de balonmano ya no existía ninguna relación. No se habían divorciado pero estaban separados. De hecho, desde que salió de prisión, la hija de Juan Carlos I no le visitó en Vitoria ningún día. A partir de ese momento empezó un proceso de divorcio complicado. Iñaki no iba a quedarse con los brazos cruzados. Recuerda que aceptó entrar en la cárcel para salvar a la corona y le prometieron beneficios económicos. El guipuzcoano pidió dos millones de euros en concepto de indemnización y 25.000 euros mensuales de por vida, un dinero que ahora mismo le pagaría Juan Carlos I, con transferencias desde Suiza. El problema es que a Iñaki este dinero le parece poco y querría mucho más.
Pero no es el único problema de la infanta Cristina. Ahora mismo está centrada en sus hijos. Por ello ha abandonado su casa de Ginebra tras firmar el divorcio con Iñaki y acercar posturas con Felipe VI. Se ha instalado de nuevo en Barcelona, concretamente en la casa que vivió su historia de amor con Iñaki. Está cerca de Pablo, aunque no es éste precisamente quién más problemas le da.
Los problemas de la infanta Cristina con sus hijos
Ahora mismo Cristina pasa mucho tiempo en Londres, y es que tres de sus cuatro hijos se han instalado en Reino Unido tras pasar una larga temporada en Zarzuela. Irene y Miguel vivieron el curso pasado en Madrid tras tomarse un año sabático. Para colmo, al iniciar este verano, Juan Urdangarin también decidió dejar su trabajo, tomarse un año sabático como sus hermanos e instalarse con la reina Sofía en Zarzuela, pero su madre no le dejó. Felipe VI no quería a nadie más en Zarzuela, además, Irene y Miguel debían irse ya, han cumplido su plazo.
Irene empezó a estudiar en la universidad de Oxford el pasado mes de septiembre, y Miguel siguió sus pasos, aunque de momento sin oficio ni beneficio. Él terminó sus estudios y se encuentra en la búsqueda activa de trabajo. Los tres viven temporalmente juntos. La infanta Cristina se ha instalado con ellos para controlarles, ya que ahora mismo su futuro no es muy esperanzador. Juan ya no está contento en Londres, Miguel no tiene trabajo e Irene tampoco le gusta la carrera que está estudiando en estos momentos. La hermana de Felipe se teme lo peor.