La infanta Cristina y Letizia no tienen ningún tipo de relación. De hecho, la reina prácticamente no se habla con ninguno de los Borbón. Sorprende que no dirija ni una sola palabra a la ex de Iñaki Urdangarin cuando precisamente fueron ellos los únicos que le tendieron una manos cuando la familia se la quitó. Felipe se enamoró de la madre de Leonor y Sofía cuando la vio en los informativos de TVE. Movió sus hilos para que se produjese un encuentro casual. Coincidieron en una cena que organizó el periodista Pedro Erquicia. Una astuta Letizia se percató de las intenciones del entonces príncipe. Era una relación complicada. La asturiana no era consciente de dónde se estaba metiendo. Juan Carlos pensó que sería algo pasajero, pero cuando vio que su hijo iba en serio y estaba profundamente enamorado, como él lo estuvo de otra periodista y escritora, Olghina de Robilant, hizo todo lo posible para romper esa relación y que no llegase a buen puerto.
Cristina de Borbón entendía perfectamente a su hermano. La infanta fue la primera en conocer esa relación y a Letizia. Apoyó a Felipe en todo momento y fue quien intervino entre él y sus padres. Ella también se casó con un plebeyo, y encima famoso, jugador de balonmano del FC Barcelona. Era exactamente lo mismo, salvo en un pequeño detalle, la pareja del príncipe sería la futura reina de España.
De la amistad al odio, la relación entre Cristina y Letizia en los últimos veinte años
La infanta Cristina e Iñaki les dejaron su casa de Barcelona para tener sus encuentros íntimos de forma privada. Cuando todavía nadie sabía nada de esta relación, se veían en secreto en la capital catalana. Juntos hicieron sus primeras vacaciones a bordo del yate Fortuna. Sin embargo, cuando explotó el caso Nóos, unos años antes, Felipe y Letizia se desvincularon de ellos para no salir salpicados. Nunca les apoyaron, ni tan siquiera hicieron nada por salvarles. El ahora rey permitió que el exduque de Palma entrase en prisión y obligaron a la infanta a elegir entre él y la corona.
Cristina no se esperaba esta actitud de su hermano, de Letizia podía esperárselo todo porque era una mujer muy ambiciosa y no estaba dispuesta a dañar su imagen ni la de sus hijas, pero de su hermano no. Durante años estuvieron distanciados. A día de hoy la relación no es mucho mejor. La infanta saluda a Felipe de forma cordial. Tienen pocas palabras ya que la complicidad de antaño ha desaparecido, pero a la reina no le dirige ni la palabra.
Coincidieron en el cumpleaños de la infanta Elena, un encuentro que Cristina no quería que sucediese, pero no se saludaron, ni al entrar ni al salir. Ni tan siquiera se sentaron cerca durante el almuerzo. Una prueba más de que la familia Borbón está completamente rota.