Hace algunos meses, se reveló que Juan Carlos I había creado una fundación en Abu Dabi junto a sus hijas, la infanta Elena y la infanta Cristina, con el objetivo de gestionar su herencia de una manera más eficiente, discreta y fiscalmente favorable. La fundación, que fue constituida en los Emiratos Árabes Unidos, tiene un doble propósito: por un lado, promover actividades educativas y culturales relacionadas con la figura del rey emérito, y por otro, centralizar su fortuna fuera de España para evitar complicaciones legales y fiscales.
Según los detalles filtrados, la fortuna de Juan Carlos I podría superar los 2.000 millones de euros, cifra que ha sido confirmada por algunos medios. En los últimos años, el rey emérito comenzó a vender propiedades en Galicia y Cataluña, buscando simplificar la transferencia de su herencia a sus hijas, Elena y Cristina.
Las infantas Cristina y Elena recibirán la herencia de Juan Carlos I limpia de polvo y paja
Esta venta de bienes fue una estrategia para evitar que las propiedades fueran heredadas directamente, lo que habría generado posibles problemas con Hacienda Pública en España. Al centralizar la fortuna en una fundación en Abu Dabi, donde las leyes fiscales favorecen el secreto y la privacidad, el rey emérito ha conseguido una transferencia discreta y eficiente de su patrimonio.
La legislación en Emiratos Árabes Unidos ha sido clave en este proceso, ya que ofrece ventajas fiscales significativas. La fiscalidad nula y el secreto sobre la titularidad de los bienes han permitido que los herederos del rey emérito, principalmente sus hijas, gestionen su patrimonio sin problemas legales. Este esquema ha colocado a la infanta Elena y la infanta Cristina en una posición financiera muy favorable, y ambas se han convertido en algunas de las mujeres más ricas de Europa, gracias a la fortuna heredada de su padre.
Felipe VI exige a sus hermanas que mantengan a la corona al margen de la herencia de Juan Carlos I
Felipe VI, por su parte, no ha entrado en este entramado. El monarca renunció a la herencia de Juan Carlos I; por tanto, su millonario patrimonio recaerá solo en las infantas Elena y Cristina. Sin embargo, ello no implica que el rey haya intervenido en el asunto.
Según revelan algunas fuentes, ha habido una cumbre en Ginebra, a la que también fue Elena, en la que Felipe dejó claro que no quiere verse salpicado por nada. Les pidió mantener a la corona al margen de todo.