Cristina de Borbón es una mujer totalmente nueva. El verano le ha sentado de maravilla. Pidió un tiempo a Iñaki Urdangarin para desconectar y pensar en el paso que daría con el divorcio y en septiembre decidió poner punto y final a su batalla legal con el padre de sus hijos. Finalmente han llegado a un acuerdo de divorcio que se firmará antes de finalizar el año. El exduque de Palma ya habría recibido uno de los dos millones de euros que ha acordado con su todavía mujer. Además, una vez firme el documento, su sueldo de 6.000 euros se convertirá en 25.000 euros. También recibirá varias propiedades en la costa francesa, mantendrá su escolta y se financiarán algunos de sus gastos.
La infanta siempre estuvo enamorada de Iñaki Urdangarin, fue el amor de su vida. Apostó por su relación aunque nadie confiaba en ella. Cuando presentó al jugador de balonmano, Juan Carlos intentó romper la relación con ayuda de sus contactos, no quería que su hija estuviese con alguien que no fuese de la realeza. Lo mismo sucedió con Felipe VI. Cuando explotó el caso Nóos, pusieron a Cristina entre la espada y la pared, o la corona o el padre de sus hijos, eligió al segundo. Pero éste le ha traicionado.
Existían problemas en el matrimonio formado por Cristina e Iñaki. En los últimos años de prisión casi nunca le visitaba. Ella mantuvo su domicilio en Ginebra, mientras que el exduque se quedó en Vitoria. Separados a miles de kilómetros. Sonaba extraño. Finalmente se descubrió que el exjugador de balonmano había empezado una nueva relación con su compañera de trabajo, Ainhoa Armentia. La hija de Juan Carlos se enteró por la prensa. Se sintió traicionada y humillada. Pasó uno de los peores momentos de su vida, suerte que estaba en Suiza y se mantuvo alejada del foco mediático. La presión era máxima.
El cambio físico y anímico de la infanta Cristina con la firma del divorcio
El aspecto que mostraba la infanta Cristina en sus primeros meses de separación era demasiado preocupante. Visiblemente más delgada y muy dejada, ni tan siquiera se alegraba, era muy difícil que regalase una sonrisa, siempre de malhumor, como la infanta Elena.
La infanta Cristina ha contado con la ayuda de profesionales para afrontar este duro proceso. Ha estado en tratamiento médico con psicólogos. Afrontó durante los primeros meses una profunda depresión. Gracias al calor de su familia y amigos íntimos ha conseguido salir a flote. Ahora afronta la nueva vida con entereza. Nuevamente es la infanta de siempre.
Cristina ha dado un giro radical a su vida, algunos medios de comunicación rumorean que podría estar enamorada, o simplemente se ha quitado un peso de encima al llegar a un acuerdo con Iñaki Urdangarin y ver que sus cuatro hijos se han hecho mayores y han encontrado su camino.