La infanta Cristina ha tenido que viajar recientemente a Madrid debido a un acontecimiento muy triste que ha conmocionado tanto a ella como a sus hermanos, Elena y el rey Felipe VI. Se trata del fallecimiento de Marisa Satrústegui, una mujer muy cercana a la familia real, quien fue una figura clave en la infancia de las hijas de los reyes eméritos. Marisa, que falleció a los 90 años en septiembre, fue la cuidadora de las infantas desde que eran pequeñas y vivieron en el Palacio de la Zarzuela.

Marisa Satrústegui no era solo una cuidadora, sino una verdadera parte de la vida diaria de Cristina y Elena. Fue elegida personalmente por el rey Juan Carlos por su estrecho vínculo familiar, ya que era hija de un militar de confianza del padre del emérito y hermana de Joaquín Satrústegui, miembro del Consejo Privado de don Juan, padre de Juan Carlos I. Desde ese momento, Marisa se encargó de la supervisión diaria de las hijas de los reyes, acompañándolas en viajes y eventos importantes. Su figura fue tan relevante que incluso después de su jubilación, permaneció en contacto con la Casa Real.

Momento triste para las infantas Cristina y Elena, y el rey Felipe VI

La muerte de Marisa fue un golpe duro para las hermanas y para la reina Sofía, quienes decidieron rendirle un último homenaje en una emotiva misa celebrada en la iglesia de los Jesuitas en la calle Serrano, Madrid. A pesar de los compromisos profesionales y personales que las mantenían ocupadas, ninguna de las tres quiso faltar a este último adiós. La infanta Cristina, que estaba en España debido a la boda de Theodora de Grecia, decidió prolongar su estancia para poder asistir al homenaje, demostrando así el profundo afecto que sentía hacia Marisa.

Infanta Cristina Barcelona EFE
Infanta Cristina Barcelona EFE

La misa fue un momento de reunión familiar y de reflexión para las tres, quienes han pasado por momentos de tensión mediática debido a la polémica en torno a Juan Carlos I y su vida privada. De hecho, Cristina había aprovechado su estancia en Sanxenxo para reunirse de manera discreta con su padre, el rey emérito, en un encuentro del que no trascendieron imágenes. No obstante, el apoyo de las hijas de Juan Carlos hacia su padre ha sido constante, a pesar de las controversias y rumores que han surgido en los últimos tiempos.

La cercanía entre las infantas y Marisa era evidente, pero también lo era con su prima, Elena Vergarajáuregui, quien trabajó como ama de llaves en la residencia independiente del entonces príncipe de Asturias, Felipe VI, dentro de Zarzuela. Esta conexión entre las dos familias fue crucial para el equilibrio del hogar real, y tanto Marisa como Elena se convirtieron en figuras fundamentales dentro de la estructura palaciega.