Durante años, la monarquía española ha estado en el centro de diversas polémicas, muchas de las cuales giran en torno a las prácticas financieras del rey emérito Juan Carlos I. Escándalos como el caso de las tarjetas Black, las infidelidades o las cacerías de elefantes han dañado gravemente la imagen de la corona. Sin embargo, un nuevo y oscuro episodio ha salido a la luz, revelando cómo algunos miembros de la familia real, especialmente las infantas Elena y Cristina, aprovechaban de una situación que permaneció en secreto durante décadas.
Se ha desvelado que en Zarzuela, la residencia oficial de la familia real, existía un supuesto escondite de dinero en efectivo, del que las infantas Elena y Cristina se beneficiaban regularmente. Según las revelaciones, Juan Carlos I tenía una máquina para contar billetes en el propio palacio, y grandes sumas de dinero eran almacenadas y distribuidas a discreción. Las cantidades eran asombrosas, con billetes organizados en sacas que estaban a disposición de sus hijas para cubrir todo tipo de gastos.
Las infantas Elena y Cristina se aprovechaban del dinero que Juan Carlos I ocultaba en Zarzuela
Elena y Cristina, que visitaban frecuentemente Zarzuela, recibían fajos de billetes que luego utilizaban para sus caprichos o los de sus hijos. Esta práctica se habría extendido durante años, y las sumas de dinero que se manejaban eran tan grandes que incluso contaban con protección diplomática. El efectivo entraba a España a través de la base aérea de Torrejón de Ardoz, evitando así cualquier tipo de control o supervisión por parte de las autoridades.
El rey emérito, conocido por sus extravagantes viajes y lujoso estilo de vida, también utilizaba este dinero para sus propios gastos. Se ha informado que, en varias ocasiones, Juan Carlos I trasladó hasta cinco millones de euros en su maleta durante viajes internacionales, como sus visitas a Abu Dabi o los Grandes Premios de Fórmula 1, creando una red de opulencia y privilegios financiados de manera poco transparente.
Felipe VI se desmarca de su padre, pero no sus hermanas
El rey Felipe VI, tras heredar la corona en 2014, intentó distanciarse de los escándalos de su padre, renunciando públicamente a su herencia en un intento de proteger la imagen de la monarquía. Sin embargo, este nuevo capítulo ha sacado a la luz cómo las prácticas irregulares dentro de la familia real han perdurado más allá de su reinado.
Este asunto, que desde la casa real habían enterrado en el pasado, han vuelto a ser puestos sobre la mesa después de conocerse que Juan Carlos I, junto a sus hijas Elena y Cristina, haya creado una fundación en Abu Dabi para centralizar su fortuna y encarrilar su herencia para que las infantas no tengan que pagar impuestos al recibirla. Parece que, ahora que no puede esconder su dinero en Zarzuela libremente, ha encontrado un salvoconducto para tener su fortuna controlada y al margen de Hacienda.