Ironías del destino: a la infanta Elena la invitación para la gala de los premios de la Asociación de la Prensa Deportiva de Madrid le ha cogido a contrapié. Ha tenido mala pata. Pero es que es literal: el fichaje galáctico de los organizadores, la VIP Borbón, llegaba lesionada, como si fuera Neymar. Se ha presentado en el Auditorio El Beatriz coja de una pierna y luciendo una bota ortopédica bastante aparatosa. Imposible esconderlo, de ninguna de las maneras. Ha pasado por el photocall muy sonriente (demasiado, incluso) y una vez acabados los retratos de rigor, ha ido lo más rápido que ha podido a ocupar su asiento. De pie, mal. Está jorobada, es así.
Ahora, que si quieren saber cuál ha sido el tropiezo que ha provocado su sorprendente puesta en escena pública, lamentamos comunicar que, de momento, es imposible ofrecer una explicación concreta. El motivo es muy sencillo: porque no quiere compartirlo. Cosa extraña, ciertamente: entendemos que la privacidad en temas de salud es especialmente sensible, pero se ha hecho daño en un pie o una pierna; no hablamos de patologías graves, de dramas o tragedias. Una ortesis, el término técnico correcto por definido este ingenio ortopédico, se utiliza en una serie de supuestos que, de ninguna de las maneras, afecta a la propia vida del paciente. Por lo tanto, consideramos el celo excesivo, y francamente descortés con su público, medios afines e incluso invitados a la gala (Ayuso o Tebas, por ejemplo): no vas a un sarao del deporte con una férula tan chillona y te pasas toda la noche sin decir palabra, haciendo como si no existiera. Es raro, raro, raro.
La infanta, de 60 años, nos aboca a la especulación: teniendo en cuenta las especificaciones técnicas del modelo que ha lucido en la fiesta, podemos hablar de esguinces, fracturas, luxaciones u operaciones de tejidos blandos. Lo más probable es que se trate de un estropicio en la articulación entre tibia, peroné y astrágalo, provocada por una caída o un mal gesto. Si fuera una leche montando a caballo, es probable que tuviera alguna evidencia más del golpe, pero no es el caso. Y nos alegramos. También podría ser un accidente casero, o paseando a su perro, o... Como se trata de un enigma que no quiere resolver, no descartamos otras teorías, incluso las más absurdas. Se ha limitado a decir "bien, bien." Y chao, pescao.
La bota, de aspecto muy moderno, era imposible de conjuntar con el look de la Borbón. Sobre todo porque la infanta es clásica a matar, y para que este trasto quede bien, o vas en chándal, mallas o ropa deportiva, o no hay manera. Un pie lo llevaba con zapato abierto y uñas pintadas de granate, y el otro con la media negra a la vista y calzado futurista. Un cuadro. La estrategia, sin embargo, le ha ido bien: todo el mundo habla de ella. Y con lastimita, afecto y preocupación. Y no le preguntan por Froilán, por la desaparecida Victoria Federica, por la divorciada Cristina o por Jaime Del Burgo. Buen movimiento. Le ha costado una pierna a la virulé, pero está bien jugado.