En el círculo de la realeza española, las fortunas y los destinos económicos son tema de constante especulación. Con la sombra de la herencia del rey emérito Juan Carlos I acechando en el horizonte, la infanta Elena parece estar evaluando cómo invertir su parte de la herencia. Mientras que algunos miembros de la familia real podrían elegir llevar una vida más discreta, la infanta Elena tiene en mente un sueño: adquirir una finca de caza que refleje su aprecio por la vida rural y natural.
La salud de Juan Carlos I, que es motivo de preocupación debido a su avanzada edad y su situación de exilio, ha generado discusiones sobre la herencia que dejará a sus descendientes. La infanta Elena y su hermana, la infanta Cristina, son las figuras principales en esta trama financiera. Aunque ninguna de ellas vive en la opulencia, su padre siempre ha estado dispuesto a brindarles apoyo cuando la situación lo ha requerido.
El rey emérito apoyó con dos millones de euros el pago de la casa de Cristina en Pedralbes y se encargó de los estudios de los hijos de Elena. Incluso regaló tarjetas "black" para los gastos de las infantas y obsequió a Victoria Federica con un caballo valorado en 10.000 euros, aunque algunos expertos señalan que un auténtico campeón equino cuesta mucho más. Además, está asumiendo la mayor parte de los términos del acuerdo de divorcio entre su hija Cristina e Iñaki Urdangarin.
Una fortuna que cambiará sus vidas
Sin embargo, con una herencia estimada en 1.800 millones de euros, según informes de la revista Forbes y el New York Times, las infantas se encuentran en una posición económica envidiable. Cada una recibirá una suma considerable de 900 millones de euros, lo que les permitirá cumplir sus sueños y deseos. Cabe señalar que el rey Felipe VI renunció a su parte, como anunció en un comunicado emitido por la Casa Real en marzo de 2020, excluyéndose así de la herencia.
Elena al campo y Cristina a la ciudad
En el caso de la infanta Elena, conocida por su amor al campo, se especula que podría destinar gran parte de su herencia en la compra de una finca con terrenos de caza y espacio para sus caballos. Aunque reside en Fuente del Berro, Madrid, su deseo de disfrutar del entorno rural es evidente. Con la herencia de su padre, tendría la oportunidad de corresponder a las invitaciones de amigos que poseen cotos de caza y llevar a cabo sus actividades al aire libre.
Por otro lado, la infanta Cristina, podría comprar una casa en Madrid. Ante la perspectiva de que las puertas del Palacio de la Zarzuela se cierren para ella después del fallecimiento de doña Sofía y dada su mala relación con Letizia, Cristina busca recomponer su familia junto a sus hijos, sobre todo ahora que se está divorciando de Iñaki Urdangarin. La infanta podría establecer su nuevo hogar en zonas como Puerta de Hierro o La Moraleja, donde cuenta con amigos cercanos. El dinero de la herencia le brindaría la posibilidad de llevar un estilo de vida cómodo y, al mismo tiempo, cubrir los gastos de la pensión mensual de 25.000 euros que el duque de Palma ha solicitado "para poder vivir y mantenerse" después del divorcio.