La infanta Elena ha sido siempre la figura más representativa de los valores y tradiciones de la familia Borbón, destacándose como una firme defensora del reinado de su padre, Juan Carlos I. A lo largo de los años, ha sostenido fuertes desacuerdos con su hermano, Felipe VI, al considerar que las decisiones tomadas por este respecto a sus padres, y en particular hacia su padre, han sido excesivamente duras, humillantes e injustificadas. A pesar de las distancias físicas que ahora los separan, Elena ha mantenido su apoyo incondicional hacia Juan Carlos, y el hecho de residir a miles de kilómetros no ha sido un obstáculo para ella. Desde agosto de 2020, se ha confirmado que tanto ella como su hermana Cristina han viajado a Abu Dabi para visitar a su padre en aproximadamente 60 ocasiones, lo que ha implicado un gasto considerable en vuelos, superando los 55.000 euros.
Recientemente, la infanta Elena, junto a su hermana Cristina, voló a Abu Dabi tras recibir una alerta sobre el deterioro en la salud de su padre, Juan Carlos I. Este aviso provino de su círculo cercano de confianza. Al llegar, las hermanas fueron informadas sobre el estado médico más reciente de su padre. La gravedad de la situación las llevó a cancelar sus vacaciones programadas para poder estar al lado de su padre en cuestión de pocas horas, profundamente preocupadas por su bienestar.
Juan Carlos I, quien ya ha superado los 86 años, enfrenta complicaciones de salud propias de su edad avanzada. Hace algunos años, fue visto en público utilizando una silla de ruedas, unas imágenes que lo enfurecieron, ya que detesta ser percibido por los ciudadanos como un rey debilitado. Los problemas de movilidad del padre de Felipe VI no son un secreto, especialmente desde que en 2012 sufrió una caída en Botswana, un episodio que reveló las dificultades que enfrentaba y marcó el inicio de un declive que no ha podido revertir, a pesar de las numerosas operaciones de cadera a las que se ha sometido.
Juan Carlos empeora a pesar de sus intentos
En su intento por prolongar su vida y mejorar su salud, Juan Carlos ha recurrido a la medicina regenerativa, sometiéndose a tratamientos innovadores como el uso de células madre y plaquetas, procedimientos que lleva a cabo en Vitoria con su médico de confianza. Estos tratamientos son aplicados antes de cualquier aparición pública, ya que el emérito quiere evitar ser fotografiado en una silla de ruedas.
Además de estos problemas físicos, Juan Carlos I ha experimentado caídas y episodios de confusión que han generado gran preocupación entre sus hijas, y también en el rey Felipe VI. Sin embargo, este último se mantiene firme en su decisión de no traer al emérito de regreso a España ni a un país cercano. La distancia con el apellido Borbón ha beneficiado a la corona en general, pero las infantas temen que su padre fallezca solo, sin poder moverse y sin recordar a nadie. Ante esta situación, es probable que ellas tomen medidas, lo que podría desencadenar un nuevo enfrentamiento con su hermano.