La infanta Elena es la más Borbón de toda la familia. Fiel defensora del reinado de Juan Carlos, por este motivo en más de una ocasión ha discutido con Felipe VI, y es que no estaba de acuerdo con la abdicación del emérito, pero mucho menos con su exilio. Para ella ha sido la mayor humillación de todos los tiempos a su progenitor. En los últimos cuatros años, la madre de Victoria Federica y Froilán ha viajado en numerosas ocasiones a Abu Dabi para arropar a su padre. Es la enviada especial por parte de Felipe VI para mantenerse al corriente del estado de salud del marido de la reina Sofía. Pero también le acompaña habitualmente por España, en las regatas de Sanxenxo. La infanta incluso ofreció su casa para que Juan Carlos se instalase en ella, pero a día de hoy tiene totalmente prohibido vivir en Madrid.
Juan Carlos confía plenamente en su hija mayor y ha depositado en ella sus últimas voluntades. El emérito no quiere morirse, pero sabe que a medida que cumple años su final está cada vez más cerca. Y ha querido dejar todo bien atado, por ello hace unos meses vendió algunas de sus propiedades para solucionar la herencia de Elena y Cristina, ya que Felipe renunció a ella. Pero está más pendiente de que pasará con su cuerpo una vez que fallezca. Él querría tener un entierro como el de la reina Isabel II, pero la madre de Carlos III era muy querida entre los británicos, mientras que Juan Carlos se ha ganado el odio de los españoles. Al no pertenecer a la institución no tendría derecho a un funeral de Estado.
El emérito ha reflexionado en varias ocasiones sobre su funeral, aunque actualmente está en la mejor etapa de su vida y desea que ese momento final llegue lo más tarde posible. Aspira a despedirse de este mundo como el gran rey de la democracia que fue durante cuatro décadas.
Juan Carlos quiere un funeral como el de la reina Isabel II
Quiere un funeral grandioso, con un gran despliegue, similar al de la reina Isabel II o al de su padre, Juan de Borbón, quien fue enterrado en el Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial. El féretro de Juan de Borbón también fue transportado en un armón de artillería y la comitiva partió del Palacio Real. Se le rindió una misa-funeral en la iglesia de San Jerónimo el Real, con la participación de cientos de ciudadanos.
Según el protocolo, el entierro de Juan Carlos contará con honores militares, ya que, debido a su abdicación, no se le trata como rey sino como Príncipe de Asturias. Si fuese tratado como rey, se dispararían cinco cañonazos el día de su muerte y cada día al amanecer y al anochecer hasta el día de su entierro, pero estas salvas no se realizarán debido a su condición actual.
Será el Gobierno en ese momento el que determine si se le otorga un rango de Estado. La familia real puede optar por un funeral íntimo, con la presencia solo de familiares y amigos cercanos, pero los honores militares no podrán faltar, ya que son obligatorios.