El rey emérito Juan Carlos I siempre ha sido muy generoso con sus nietos. El ex monarca se ha encargado de financiar muchos aspectos de la vida de los Urdangarin y los Marichalar. La princesa Leonor y la infanta Sofía, por orden de Felipe VI y Letizia, no reciben ni un euro. Los reyes no quieren que sus hijas pasen a estar en el ojo mediático por haberse beneficiado del dinero del abuelo, la mayor parte del cual es ilícito. Pero a los Marichalar y los Urdangarin no les importa tanto el origen de este dinero.
Así, Juan Carlos ha financiado su educación, sus viajes, sus coches y hasta sus viviendas. Aunque no es él quien entrega el dinero directamente a sus nietos. En el caso de Victoria Federica y Froilán, es la infanta Elena quien lo administra. Durante años, cada mes han recibido el dinero de su padre y lo ha distribuido entre sus hijos, asegurando que no tengan que preocuparse por su estabilidad financiera. Gracias a estas generosas transferencias, los jóvenes han disfrutado de una vida sin preocupaciones, con viajes internacionales, ropa de diseñador y caprichos varios.
La infanta Elena administra el dinero que reciben sus hijos de Juan Carlos I
Este sistema de distribución no es casualidad. Juan Carlos I confía plenamente en Elena para administrar su dinero dentro de la familia. Ha sido su descendiente más fiel, sin importarle las humillaciones constantes que le ha hecho a la reina Sofía. Elena siempre ha sido más del padre.
Este modus operandi cambió con Froilán cuando el joven se trasladó a Abu Dabi. Desde entonces, ha comenzado a recibir directamente su parte del dinero familiar, sin necesidad de que pase por las manos de su madre. Esta relación más cercana con Juan Carlos le ha permitido mantenerse alejado del foco mediático en España, aunque sin renunciar a los privilegios económicos que le garantiza su apellido.
En cualquier caso, este sistema de distribución del dinero deja claro que, aunque físicamente lejos, Juan Carlos I sigue teniendo un papel clave en la vida de sus descendientes. Su fortuna sigue fluyendo a través de la infanta Elena, asegurando que sus nietos, a excepción de Leonor y Sofía, que ya tienen un futuro más que asegurado sin la necesidad del respaldo de Juan Carlos, mantengan el nivel de vida al que siempre han estado acostumbrados.