La infanta Elena está viviendo uno de los momentos más complicados de su vida, marcado por la tensión familiar y un cúmulo de problemas personales que han alcanzado un punto crítico. La reciente exposición mediática de los escándalos de su padre, el rey Juan Carlos, ha afectado profundamente a la hija mayor de los eméritos, quien siempre ha sido una defensora férrea de su padre, incluso en las situaciones más difíciles. Sin embargo, las fotos recientes del emérito con Bárbara Rey y los comentarios acerca de las relaciones extramatrimoniales del rey han avivado una tormenta de emociones en la infanta.
Elena se ha sentido atrapada en una lealtad inquebrantable hacia su padre, a pesar del dolor que ello ha causado a su madre, la reina Sofía. La figura de Sofía, siempre al margen de los escándalos y conocida por su discreción, se ha vuelto ahora más visible en un esfuerzo de la Casa Real por reforzar su imagen. Sin embargo, de poco sirve. Tal y como señala Pilar Eyre en uno de sus artículos en la revista Lecturas, tras la publicación de las fotos por parte de la revista Privé, “no duerme ni come, y llora mucho”.
La infanta Elena se siente culpable por haber dejado a su madre, la reina Sofía en segundo plano
Esta situación, sumada a la avanzada edad de Sofía, ha incrementado la sensación de culpabilidad de Elena. Según fuentes cercanas, la infanta está profundamente afectada al ver a su madre en esta situación, lidiando con la humillación pública, y eso ha generado en Elena una necesidad de apoyo emocional que ha recurrido a asistencia psicológica y, en algunos casos, a hábitos cuestionables.
Los rumores de que Elena ha recurrido a ciertos “vicios” para lidiar con su angustia han preocupado a su círculo cercano, ya que estos episodios han requerido la intervención de su escolta en más de una ocasión. El personal encargado de su seguridad ha tenido que ayudarla a llegar a casa en momentos de vulnerabilidad, intentando proteger la imagen de la infanta ante la opinión pública y evitar que esta crisis se haga aún más visible.
El apoyo incondicional hacia Juan Carlos I pasa factura emocional a la infanta Elena
La infanta Elena no solo carga con su propia tristeza y culpa, sino también con un sentimiento de frustración al ver el dolor de su madre. Sofía, quien ha pasado años soportando los deslices de su esposo, ahora se encuentra expuesta ante el público, sin reservas y con los trapos sucios de la Corona al aire. Esta situación ha agravado la ya tensa relación familiar y ha abierto una brecha entre Elena y su madre, a quien siempre ha dejado en un segundo plano en favor de su padre. Ahora, esa lealtad parece cobrarle factura, dejándola en un estado emocional crítico y con un sentimiento de responsabilidad que la consume.
Los problemas de salud mental de Elena son ahora un tema sensible dentro de la Casa Real, y su equipo de seguridad ha sido instruido para prestarle especial atención y apoyo. Se habla incluso de un enfoque más integral para ayudarla a enfrentar este delicado periodo, intentando mitigar el impacto de la presión y el escrutinio mediático. Aunque la infanta siempre ha intentado mostrarse fuerte, las dificultades recientes han expuesto una faceta vulnerable, y su círculo cercano confía en que recupere la estabilidad emocional en medio de un contexto tan adverso.