Desde hace décadas, la infanta Elena ha mantenido una lucha silenciosa contra un hábito que ha condicionado su vida: el tabaco. A pesar de haber intentado en múltiples ocasiones dejar de fumar, la hija mayor de Juan Carlos I y Sofía no ha logrado abandonar por completo su adicción, que arrastra desde los 20 años.
Aunque ha procurado llevar este tema con discreción, lo cierto es que su entorno siempre ha estado al tanto de sus intentos y recaídas. Sin embargo, en los últimos meses, su salud ha comenzado a verse seriamente afectada, lo que la ha llevado a tomar una decisión drástica: someterse a un tratamiento con parches de nicotina para controlar la dependencia.
Una adicción que nunca ha sido bien vista en la familia real
Desde el inicio, el consumo de tabaco por parte de la infanta Elena fue un motivo de preocupación dentro de la familia real española. Especialmente para su padre, el rey emérito Juan Carlos I, quien, a pesar de ser un gran aficionado a los puros, nunca aprobó que su hija tuviera el mismo vicio.
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Durante años, la infanta intentó mantener su hábito alejado del ojo público y de su círculo más cercano. En eventos oficiales o reuniones familiares, evitaba encender un cigarrillo, pero en su vida privada, el tabaco seguía siendo una constante. De hecho, en algunos momentos logró reducir su consumo, pero nunca consiguió abandonarlo por completo.
Una adicción difícil de abandonar
En los últimos tiempos, los efectos negativos del tabaco han comenzado a manifestarse con más fuerza en la salud de la infanta. Según algunas informaciones que circulan en medios digitales, a sus 61 años, ha experimentado problemas respiratorios y otras molestias que han afectado su rutina diaria, lo que ha sido un punto de inflexión para que finalmente busque una solución definitiva.
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Los médicos le han recomendado recurrir a parches de nicotina, tal y como ha reportado Don Balón, un método que ayuda a disminuir el consumo de cigarrillos de manera progresiva. Este tratamiento llega en un momento en el que su situación se ha agravado, y dejar de fumar ya no es solo una decisión personal, sino una necesidad médica.
A pesar de su determinación actual, la infanta Elena sabe que dejar el tabaco no será fácil. Ha pasado más de dos décadas con esta adicción, y en varias ocasiones ha intentado renunciar a ella sin éxito. Sin embargo, esta vez, la advertencia médica ha sido lo suficientemente clara como para que se lo tome más en serio.